Ramón Veloso-(ramonveloso@ramonveloso.com)
“La broma se ha terminado” amenazaba el candidato popular Albiol en la presentación de la reforma constitucional para sancionar a Artur Mas. Y claro que no es una broma la situación política catalana, en buena parte provocada por el inmovilismo del PP y su recurso al Estatuto catalán aprobado parlamentariamente y refrendado por el pueblo de Cataluña.
El resultado electoral del 27 de septiembre muestra una comunidad autónoma dividida casi a partes iguales entre los que quieren desconectarse de España y los que no. Por cierto, no constan felicitaciones públicas entre partidos por los resultados. Inédito y exponente de la realidad política. Para más agravio, Rajoy y Mas interpretan los resultados retorcidamente y evitan reconocer y persuadir a sus respectivos otros.
En este trimestre habrá elecciones generales para elegir un Parlamento que tendrá la responsabilidad de renovar la arquitectura institucional para dar solución a los problemas territoriales y de credibilidad social, sin duda con influencia del desenlace de las catalanas. Cuando se constituya el Parlamento catalán y se vote la investidura del Presidente o Presidenta habrá un gobierno provisional en España con nula capacidad política de negociación y es previsible que los actores actuales, Mas y Rajoy, estén fuera del escenario o con papeles secundarios. Artur rompió con UDC y diluye a CDC en una coalición heterogénea y plebiscitaria que no tiene la mayoría absoluta del electorado, ni con la CUP, por muchas cuentas que eche. A Mariano se le acaba el tiempo y todo apunta que su inmovilismo lo va tirar por tierra el resultado de la venidera consulta electoral.
Hasta ahora sólo hay constancia de dos propuestas concretas e inmediatas de solución. Desde Cataluña, la candidata demócrata-liberal de Ciudadanos, Inés Arrimadas, propone liderar un proyecto de regeneración democrática, dialogando incluso con Junts pel Si. La otra, de la presidenta socialista andaluza, Susana Díaz, reclamando la convocatoria de la Conferencia de Presidentes Autonómicos para implicar a todo el Estado en la solución del problema territorial y de regeneración democrática e institucional de España. Ambas no son excluyentes ya que tanto hay que garantizar la gobernabilidad interna de Cataluña como arbitrar la reforma constitucional para el conjunto de las naciones y pueblos de España.
Ante este panorama es urgente la convocatoria de elecciones para terminar con la interinidad política del país. Mas es pasado y Rajoy no parece ser el futuro.
Que decidan las españolas y los españoles. Son los que hablan en serio y no están para bromas.