Los jóvenes huyen, los no tan jóvenes sopesan emigrar y los veteranos se van en busca de otros lugares más atractivos, que son meta fácilmente alcanzable, y visto el panorama que tenemos en Ferrol tentadora para muchos.
Resulta que nos llenan las calles y plazas de terrazas y chiringuitos varios a diestro y siniestro dificultando con ello la circulación de transeúntes, peatones y automovilistas, pero digo dificultando cuando lo que tienen conseguido, a la vista está, es impedir materialmente su movimiento por ellas que, ¡no se lo pierdan!, dicen que están a peatonalizar, pero resulta que con el mobiliario terracero y con instalaciones varias inherentes al mismo ocupan cualquier espacio en principio reservado para peatones y que paradójicamente no utilizan -es imposible hacerlo- ni ellos ni los vehículos.
Resulta cuando menos curioso que este mezcladillo peatones-conductores no consigan absorber la oferta terracera existente, por la simple razón de que Ferrol está vacío, vacíos los astilleros, vacías las calles, vacías las aceras, vacías las terrazas, vacío total.
Los industriales de hostelería -algunos agraciados-, pueden, gracias a la instalación de terrazas beneficiarse con ello, lo mismo que el Ayuntamiento que saca tajada de esta situación. Hay dos ganadores, pero curiosamente es un empate, si un empate por que también hay dos perdedores, es decir dos a dos; perdedores los ferrolanos que nos vemos privados de espacios públicos destinados a nosotros, calles, aceras, plazas, jardines, y perdedor también el Parador Nacional de Turismo que había de utilizar en su beneficio, como lo hacen otros, los cobertizos ya construidos en los Jardines de San Francisco usándolos como terrazas, pero resulta que aquí nunca se midió a todos con el mismo rasero, y no se va a hacer ahora, y lo que es peor sin haber tenido en cuenta que la autorización a esta empresa para hacer uso de los espacios en cuestión podría ser un revulsivo para evitar su “cierre”, ya anunciado con anterioridad, debido a la crítica situación por la que Ferrol en general y el Parador en particular están pasando. Pero esto parece no tener mucha importancia para nuestros gobernantes.
Creo, según pude leer en algún periódico, que no van a permitir esta utilización, en los citados cobertizos, pero cerca nos van a poner un “museo de la memoria histórica”, que ya suponemos cuál es, por lo que mejor sería le llamasen museo del resentimiento, o de los resentidos, que para el caso es lo mismo, ya que todos sabemos de qué va la memoria histórica esa, como sabemos también lo que es “moler por moler”.
Una jaula, la del Cantón, que no va a ser jaula. Un centro cívico en Canido muerto de risa esperando no se que cosa. Unos cobertizos ya instalados que a día de hoy no se sabe para que se van a utilizar, que para algo los utilizarán, supongo, ya que no creo que los actuales gobernantes se atrevan a tirarlos como ya dijo alguno, pero entonces ¿ qué van a hacer con ellos una vez que han decidido no permitir la instalación de las terrazas previamente proyectadas para su explotación por el Parador en beneficio de sus clientes y del suyo propio? Ni se sabe, o sí, lo saben ellos, pero no lo dicen o cuando menos lo tienen bien calladito.
No es este el único cambio de utilización, sobre lo pensado inicialmente, que tiene previsto hacer el actual gobierno local después del relevo gubernativo habido recientemente, hay más, ya que lo que parece iba a ser un invernadero o una pajarera, jaula grande si lo prefieren, ahora ya no va a tener ninguno de estos cometidos, ya que como la hicieron “los otros”, y no es de nuestro gusto, ahí la tienen muerta de risa y ellos haciendo elucubraciones con el destino final que le van a dar. Parece, y digo parece, que finalmente la dedicarán a espacio cultural, vale, señores bueno es que fomenten la cultura, pero pretender dedicar a la realización de actividades culturales varias semejante enjambre de hierros no me parece de recibo, ya que en su interior es posible quepan algunas plantas o incluso pajaritos, pero, la verdad, no me imagino al amigo Karloti recitando poesía dentro de ella.