Hoy Jueves día 10 ha dado comienzo en los juzgados de Santiago de Compostela el juicio por un supuesto delito de contrabando de arte contra Leonardo Patterson, buscado en varios países y detenido en Marzo por la Interpol en el aeropuerto de Barajas.
El acusado inició su relación con la comunidad al traer a Santiago, durante los años 1996 y 1997, una colección de más de 1.400 obras de arte precolombino procedentes de varios países latinoamericanos, que fue expuesta en dos ocasiones. Con posterioridad, la colección permaneció 10 años almacenada en Compostela y fue sacada de España sin los permisos pertinentes, por lo que Patterson fue acusado de contrabando de arte.
Durante la sesión de hoy, el presunto traficante de arte junto a su abogado trataron de demostrar que la Xunta de Galicia se encargó de la llegada de la colección a España y de que nadie advirtió a Patterson de la necesidad de solicitar un permiso al Ministerio de Cultura para el retorno de las piezas a ese país.
«Cuando yo las traje de Alemania no hice esos trámites; soy experto en arte, no en leyes. En Alemania no existe leyes para trasladar arte entre países de la UE», dijo el acusado.
Declaró, además, que él no cobró por ceder su colección y que tampoco lo hicieron los propietarios de las otras obras.
Patterson indicó que la Administración gallega se comprometió a hacerse cargo de todos los gastos, y que en sus conversaciones con el expresidente de la Xunta Manuel Fraga este le dijo que «no era necesario contrato», «con un apretón de brazos es suficiente», afirmó.
Expuso también que Fraga le había dicho que el exconselleiro de Cultura Jesús Pérez Varela y el exdirector general de Patrimonio de la Xunta Ángel Sicart se encargaría de pagarle, «pero nunca lo hicieron», dijo.
Las piezas de arte precolombino recalaron en un primer momento en una exposición en el Auditorio de Galicia en Santiago y posteriormente se organizó una nueva exposición en la iglesia de San Domingos de Bonaval y en el palacio de Fonseca de la Universidad compostelana.
A su conclusión, la colección se depositó en los almacenes de la empresa de mudanzas Boquete de Santiago, donde permanecieron en una cámara de seguridad durante una década hasta marzo de 2008.
Fue en esa fecha cuando Patterson, según el fiscal, cometió un presunto delito de contrabando de arte al ordenar que la colección se trasladase a Munich, su ciudad de residencia, pero las autoridades alemanas la intervinieron e inmovilizaron la petición de España y de varios países latinoamericanos que reclamaron la propiedad de algunas piezas.
Patterson alegó que para hacer frente al pago de 500.000 euros que suponía la parte que él sufragó por el depósito y custodia de la colección en un almacén y el traslado de la colección a Alemania pidió un préstamo de 1,6 millones de euros y que como aval puso su apartamento de Montecarlo.
Compareció en calidad de testigo un agente del Cuerpo Nacional de Policía que en el año 2008 estaba en la Brigada de Patrimonio. Este agente manifestó que cuando se hizo el primer inventario en el propio almacén, estaban presentes el propietario de las mudanzas, Ángel Boquete, y Gerardo Conde Roa abogado por aquel entonces de Patterson y que se informó a ambos «antes, durante y después» de todo el proceso que se requería un permiso especial para sacar de España la colección de arte.
El exconselleiro de Cultura de la Xunta Jesús Pérez Varela, que estaba llamado a declarar como testigo en este juicio, no ha acudido y ha sido llamado de nuevo para el próximo día 28 de octubre.