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A las ocho y media de la tarde del Sábado Santo salía de su capilla la imagen de la Virgen de las Angustias en la procesión de la Caridad y el Silencio.
Un contraste en la imagen, del cierto lujo de su hermoso manto y corona del Jueves Santo, al luto solemne en la tarde-noche del sábado y sobre un trono con un sencillo adorno de unos claveles rojos y a ambos lados unos hachones de cera. Figuraba también una Cruz-Sudario sobre un paso.
Los cofrades, unos doscientos cincuenta, todos con un hábito del mismo color y acompañados en la parte musical por miembros de la banda de las Angustias utilizando solamente instrumentos de percusión. Tras la imagen, una “Capilla musical”.
El itinerario de la procesión transcurrió por el paseo de Pablo Iglesias, Carmen, Real y Sánchez Barcaiztegui hasta llegar a la S.I. Concatedral de San Julián.
En el templo catedralicio el delegado episcopal y miembros de la junta de gobierno hicieron entrega de la arqueta que contenía las limosnas depositadas por los ferrolanos durante todo el día y que estaba depositada en el santuario a los pies de la imagen de la Virgen. A todos los fieles que entregaban la limosna se les ofrecía una de las flores que adornaron el paso de la Virgen que debería haber salido a procesionar en la noche del Jueves Santo y que la lluvia lo impidió.
Tras recoger la arqueta el Cabildo del Santo Hospital de Caridad con el fin de destinar lo recaudado a atenciones para con los pobres, como es el albergue nocturno, la procesión continuó por la calle de la Iglesia para retirarse en la plazuela de las Angustias.
Con esta procesión se cierran los desfiles penitenciales de la Semana Santa Ferrolana.
(Fot. José Manuel M.A.)
