En la tarde de este Viernes Santo se celebraron en la Santa Iglesia Concatedral de San Julián los Divinos Oficios presididos por el obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge.
A estos actos religiosos los llama la liturgia, “Misa de presantificados”, porque en la misa no hay consagración. Empezó con dos lecturas del Antiguo testamento, seguidas del canto de la Pasión según san Juan. Le siguió el bellísimo turno de oraciones cantadas en que no se olvida ninguna de las causas por las que reza la iglesia, alternando el canto con los silencios. Tras cada oración, el sacerdote cantaba: Flectamus génua (doblemos las rodillas) para que todos se arrodillasen a orar un momento en silencio (alrededor de un minuto). Luego volvió a cantar: Levate (levantaos). Se levantaron todos los asistentes al acto en San julián y prosiguió con la siguiente oración, y así hasta hasta 16 veces.
Siguió la adoración de la Cruz, ceremonia en la que el obispo descubrió el crucifijo que presidía la celebración de la liturgia, ahora tapado con un velo morado, al tiempo que cantaba: “Ecce lignum crucis”, (He ahí el leño de la cruz en el que pendió la salvación del mundo. Venid, adorémoslo). Mientras los fieles acudieron a besar la cruz. Con la comunión acaba la celebración litúrgica del Viernes Santo.
Procesión en el templo catedralicio
Como quiera que en el momento de finalizar la celebración litúrgica estaba lloviendo se celebró un acto eucarístico y el rezo “de Vísperas”.
En el templo se encontraban el alcalde de la ciudad, José Manuel Rey Varela; el almirante Jefe del Arsenal Militar, Manuel Garat Caramé; directora xeral de Emprego e Formación de la Xunta de Galicia, Ana María Díaz López; presidenta de la Coordinadora de Cofradías de la Semana Santa, María del Carmen Arcos Gómez; así como varios ediles del Partido Popular y el portavoz de IF. Y el Hermano Mayor de la cofradía del Santo Entierro.
El templo estaba abarrotado de fieles que asistieron además de a los Santos Oficios a la procesión por el interior de la concatedral de una pequeña procesión en la que figuraban los cofrades del Santo Entierro acompañando a la Urna del Cristo Yacente (Manuel Corgo, 1891).
Finalmente la urna fue situada en el altar mayor y le dieron guardia de honor un grupo de miembros de la Guardia Civil.
(Fot. José Manuel M.A.)