El componente básico en la mayoría de los dulces navideños es la almendra, un componente además importante en la dieta mediterránea.
El mazapán está compuesto por la almendra molida, azúcar y clara de huevo; el turrón es una masa obtenida por cocción de miel y azúcares con incorporación posterior de amasado de almendras.
Se cree que el mazapán surgió durante el sitio de Toledo por los árabes, para paliar el hambre de los habitantes cristianos.
Cuando Jesús nació no había ni turrones ni mazapanes, pero sí se consumían grandes cantidades de miel.
Llega la Navidad, un tiempo del año en que celebramos el nacimiento de Jesús en un pequeño pueblecito a tan solo unos 9 kilómetros de Jerusalén, en los montes de Judea, llamado Belén.
Con la Navidad llegan tiempos de alegría para los niños y no tan niños, pero también es tiempo de recuerdos, añoranzas y tradiciones. Entre estas tradiciones están evidentemente las de tipo gastronómico y sin duda entre todas ellas destaca la de los dulces típicos de estas fechas. El componente básico de la mayoría de dulces navideños es la almendra.
La almendra es un componente importante en la dieta mediterránea. La almendra tiene un elevado valor nutritivo y entre sus composición se encuentran proteínas (20%), fibra (14%) y grasa (53,5%), en su mayor parte en forma de ácido oleico. También cabe destacar su contenido en minerales (magnesio, hierro, potasio, calcio) y vitaminas (E, B1, B2…). La almendra tiene un alto contenido calórico: aproximadamente 100 gr de almendra aportan 570 kcal.
Entre las propiedades fisiológicas de la almendra destaca su alto poder antioxidante e incluso se considera que tiene propiedades antiinflamatorias. Además su alto contenido en minerales, y principalmente su contenido en calcio, puede ayudar al fortalecimiento de los huesos. Asimismo, se le han atribuido a la almendra propiedades antisépticas, es decir, tiene propiedades antimicrobianas que pueden proteger nuestra piel y tejidos reduciendo el riesgo de infecciones.
No obstante, pese a estas ventajas saludables de la almendra para nuestra fisiología, no debemos olvidar que su alto contenido calórico hace que debemos consumirla con moderación. En este sentido, los nutricionistas también aconsejan que no nos fiemos de las etiquetas ‘light‘ o ‘bajo en grasa‘ que existen en la comercialización de algunos de los dulces navideños que tienen como base la almendra. Hay que tener en cuenta que estos dulces denominados como ‘light‘ contienen edulcorantes pero siguen teniendo un alto contenido en grasa vegetal proveniente de la almendra.
El turrón y el mazapán son los alimentos más comunes de estas fechas navideñas. El mazapán está compuesto por almendra molida, azúcar y clara de huevo. Sin embargo el turrón es una masa obtenida por cocción de miel y azúcares, con o sin clara de huevo o albúmina, con incorporación posterior y amasado de almendras tostadas, peladas o con piel.
El origen del turrón (turun) parece que se remonta al siglo XI en la península arábiga y por los árabes fue traído a la Península Ibérica y a la Península Itálica. La versión española del turrón nace en la provincia de Alicante alrededor del siglo XV y en época de Carlos V ya era un dulce famoso.
En cuanto al mazapán, cuyo nombre etimológicamente proviene también del árabe, sin embargo existe una leyenda que dice que su receta fue creada por cristianos en el área de Toledo. Se piensa que los primeros mazapanes fueron obra de las monjas de San Clemente, que lo inventaron cuando Toledo se hallaba sitiada por los árabes, para calmar el hambre de la población sitiada, creando una masa cocida a base de almendra y azúcar. Esta masa cocida recibió el nombre de ‘Pan de Maza‘.
España es el primer país en el mundo como exportador de turrones y mazapanes. Sin embargo existen otros países que también fabrican mazapán. Un ejemplo de esto son los conocidos mazapanes de Lübecker en Alemania llamados Lübecker Marzipan.
Cuando Jesús nació, no había ni turrones ni mazapanes, pero sí se consumían grandes cantidades de miel. La miel era un alimento indispensable ya que no se sabía sacar azúcar de la caña. En aquellos tiempos, Palestina era un gran productor de miel e incluso la exportaba.