Pedro Sande García
Me van a permitir que mis primeras palabras recurran a la RAE para introducir dos términos que se repetirán a lo largo de este artículo. Comienzo con la definición que el diccionario le asigna a una de las voces incluidas en el título. Ataraxia: Del Griego ἀταραξία. «Imperturbabilidad» o «tranquilidad de ánimo».
En segundo lugar les muestro los sinónimos que da la RAE al término Imperturbabilidad: Impasibilidad, indiferencia, impavidez, inexpresividad, serenidad, aplomo, insensibilidad, apatía, estoicismo, entereza, frialdad, ataraxia.
Fue el filósofo Demócrito (460 a.c. / 370 a.c.) el primero en utilizar el concepto de ataraxia aplicándolo a la idea de tener una mente en equilibrio, sin inquietudes ni temores.
Demócrito buscaba una vida equilibrada, donde el placer y la ausencia de dolor físico y emocional eran esenciales. Tanto los epicúreos como los estoicos y los escépticos colocaron la noción de ataraxia en el centro de su pensamiento filosófico. Todos ellos consideraron diversos métodos para alcanzar el estado de la ataraxia. El que más me ha llamado la atención es el de los escépticos que sostenían que la suspensión del juicio era esencial para lograr la ataraxia. Al no emitir opiniones ni razonamientos definitivos, podían liberarse de las perturbaciones emocionales y alcanzar una mente tranquila. Si ya de por sí considero el estado de ataraxia como algo antinatural, la idea del método escéptico de suspender el juicio, de manera definitiva en el estado de un individuo, no la puedo
imaginar ya que sería lo mismo que aniquilar la propia esencia del ser humano. Que insensatez la mía, un ignorante de las corrientes filosóficas poniendo en entredicho las opiniones de la escuela representada por el griego Pirrón ¿Qué pensarían Demócrito, Pirrón y todos los grandes filósofos, personas que dedicaron su vida tanto a adquirir
enormes conocimientos como a generar ideas en los campos científicos y humanísticos, de la facilidad que tiene hoy el ser humano que con un solo clic puede acceder a una gran cantidad de conocimiento y permitirse la osadía de hablar de todo?. Creo que si leyeran mis palabras, con toda seguridad, me tacharían de charlatán.
Volviendo al término ataraxia, fueron las escuelas filosóficas las que convirtieron la consecución de ese estado como un objetivo necesario para conseguir la tranquilidad mental y el bienestar, lo que sería un paso previo para llegar a la felicidad. Quizás uno de los objetivos más anhelados y perseguidos por la humanidad. Y utilizo la expresión quizás ya que no creo que el ser humano, de manera consciente, dedique parte de su vida a lograr ese objetivo. ¿Cuántas veces se han marcado ustedes metas con el objetivo de ser feliz? Creo que nadie se propone comprarse un coche, salir a cenar con los amigos, dar un paseo por la playa, comprar una casa o leer un libro con el objetivo racional de ser feliz. Los miércoles suelo ir al cine, lo hago porque me gusta ir al cine y me siento a gusto cuando lo hago, soy así de simple. Ningún miércoles he pensado que voy al cine para ser feliz. Creo que existen casos, una minoría, de personas que dedican su vida, de forma consciente, a ser felices. Algunos lo hacen mediante métodos naturales, y los que lo han hecho falseando la realidad, recurriendo a la química, han tenido una vida muy corta. Las disciplinas físico-mentales como el yoga, la meditación o el mindfulness son prácticas que buscan el objetivo de la ataraxia. Vivir el presente y disfrutar de los placeres simples. Pero ¿es posible que podamos vivir eliminando de nuestras vidas tanto el pasado como el futuro?, ¿es posible evitar las alegrías y las frustraciones de nuestro pasado y de nuestro futuro, así como los sentimientos, no siempre positivos, que nos genera nuestro presente?
Creo que no.
Tanto el origen del término ataraxia como la definición de la RAE incluyen el adjetivo ‘’imperturbabilidad’’, lo que supondría llegar a un estado donde las emociones no pueden dañar nuestra serenidad. Tanto las corrientes filosóficas como las disciplinas físico-mentales se basan en la eliminación de todo aquello que perturbe y que cause dolor tanto a nuestra razón como a nuestro propio físico. Soy un firme defensor de los métodos, algunos los he ejercitado, cuyo objetivo es llevarnos a un estado de bienestar y serenidad.
También creo que la realidad no se puede obviar, arrinconar o eliminar. ¿No deberíamos utilizar nuestra razón para asumir que dicha realidad tiene momentos oscuros y aprender a convertirlos en parte de nuestra existencia, sin olvidarlos y sin arrinconarlos pero tampoco haciéndolos el centro de nuestra vida?
¿Es la ataraxia lo mismo que la felicidad? Quizás sea un paso previo pero no tengo la menor duda de que son dos estados diferentes. El conseguir un estado de calma, sosiego y serenidad no implica ser feliz aunque tampoco lo contrario. Con los diferentes métodos que nos permiten llegar a esa situación, obviando los químicos, conseguimos
llegar a un modo de relajación, una forma de éxtasis suave que lleva a nuestro organismo a lograr un profundo descanso y a equilibrar nuestras constantes vitales. Las disciplinas físico-mentales nos ayudan a conseguir ese estado de relajación, permitiendo que alejemos de nuestro interior y de nuestro entorno cualquier motivo que nos impida ser feliz, pero en realidad, la felicidad no es exclusiva de la serenidad. Hay momentos, muchos, a lo largo de nuestra vida en que la felicidad se muestra con un estado de ánimo contrario a la calma, el sosiego y la imperturbabilidad. Piensen ustedes en algunos de esos momentos. El abrazo a un ser querido o la consecución de un objetivo o una meta por la cual hemos trabajado son situaciones en las que la relajación no es lo que caracteriza nuestro estado. La felicidad es algo que se produce en un instante y puede desaparecer de forma inmediata si las circunstancias externas cambian. La calma y el sosiego son estados más duraderos a los que llegamos a través de una calma interior que nos permite liberarnos de factores externos.
Investigando en esa enorme, fascinante y peligrosa red de conocimiento que tenemos a un clic he leído que algunos expertos opinan que un estado de calma constante es la verdadera felicidad. Esa felicidad plena la veo como algo imposible, y hasta no recomendable de alcanzar. Implicaría estar todos los días, horas y segundos de nuestra existencia en un estado de éxtasis suave lo cual nos alejaría de la realidad y nos convertiría en individuos a los que no les afectaría el dolor, el sufrimiento, la pena y el daño.
Si pensamos que la imperturbabilidad y la felicidad pueden ser una constante en nuestras vidas lo único que conseguiremos es frustración y ansiedad. No podemos obviar que en nuestra existencia también hay momentos oscuros y sombríos. Nuestro objetivo es conseguir que la balanza se incline hacia el lado de la luz y para ello, tanto el concepto de ataraxia, acuñado por los filósofos griegos, como los métodos que nos permiten llegar a un estado de calma y bienestar son fundamentales en nuestra existencia.
Para terminar quisiera pedir disculpas, por mi osadía, a Demócrito, Pirrón, Epicuro de Samos y a Zenón de Citio.
Sean felices y cuídense mucho.