CajaMadrid consideró en 2009 que a ambas ancianas les interesaría invertir los 125.000 euros que habían ahorrado durante décadas.
«Son un ejemplo de libro, pero extremo, de los abusos practicados por los bancos y, sobre todo, por las cajas», cuenta su abogado.
(C.L.) .-Los ahorros de una vida centenaria en manos de un banco rescatado. El caso de una anciana de Las Palmas de Gran Canaria pone cara al drama de cientos de miles de pequeños ahorradores afectados por las preferentes. Un producto financiero complejo y opaco, calificado por la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la encargada de su supervisión, como de «alto riesgo».
A pesar de ello, CajaMadrid consideró en 2009 que a esta mujer y a su hija, que tienen en la actualidad 100 y 80 años respectivamente, les interesaría invertir los 125.000 euros que habían ahorrado durante décadas en la compra de participaciones preferentes y de deuda subordinada de la entidad. Lo más grave es que tendrán que esperar hasta el año 2032, 20 años más a pesar de su avanzada edad, para recuperarlos. Si es que finalmente no han perdido todo su valor.
«Son un ejemplo de libro, pero extremo, de los abusos practicados por los bancos y, sobre todo, por las cajas», según cuenta a Teinteresa Pablo Pérez Martín, socio del deapacho RP Abogaos que lleva el caso. Las víctimas «perfectas» fueron, por lo general, jubilados, padres y madres de familia… es decir, personas que tenían, o creían tener, sus ahorros a buen resguardo en el banco. Pero ningún interés en invertirlo.
El letrado explica cómo el modus operandi, el guión de este engaño, se repite. Clientes sin conocimientos económicos y financieros, sin antecedentes de inversiones, que confiaron en los empleados de su oficina habitual para adquirir un supuesto depósito a plazo fijo cuando, en realidad, estaban convirtiendo su dinero en una especie de «acción a perpetuidad».
El gancho para atraer a estos pequeños ahorradores fueron los altos intereses, desde el 7% hasta incluso el 15%. Lo que no sabían, o eso tratan de demostrar ahora los defensores de los afectados, es que no podrían disponer de su dinero cuando quisieran. Que fueron engañados, que nadie les explicó en qué consistían estos productos de alto riesgo ni sus inconvenientes.
Caso por caso para evitar un macrojuicio
La estrategia de los perjudicados pasa ahora por resolver ante la justicia caso por caso, de manera individual, ante las complicaciones que implica un juicio conjunto. «Los bancos están encantados ante la posibilidad de una demanda colectiva, un macroproceso que se extendería durante muchos años, que podría retrasar y boicotear en el tiempo», explica Pérez Martín.
Asegura además que este tipo de demanda no permitiría diferenciar entre las verdaderas víctimas y la gente que se arriesgó en exceso conociendo las posibles consecuencias. También expertos inversores o personas con cultura financiera y legal adquirieron estos productos. En estos casos, avisa, la opción de demostrar que hubo un engaño es prácticamente inviable.
RP Abgados, junto a otros cuatro bufetes españoles, encabezan los esfuerzos para sentar jurisprudencia. La primera sentencia favorable desde que se generalizó la venta de preferentes a pequeños ahorradores se produjo el pasado 10 de julio en la localidad pontevedresa de Cambados. Galicia es así una de las comunidades con más afectados,más de 43.000, que fueron captados por las antiguas cajas gallegas, hoy agrupadas en torno a Novacaixagalicia (NCG).
Cuatro meses después ya se cuentan por decenas, aunque todavían son miles los casos abiertos. Pero no es un suceso nuevo. Por ejemplo, en noviembre de 2004, mucho antes de que las entidades inundasen el mercado con estos productos de inversión, un juez obligó a Caja Madrid a devolver e indemnizar a una clienta por falta de diligencia en el asesoramiento a la hora de vender estas participaciones. En consecuencia, el consentimiento prestado para el contrato quedaba invalidado.
La nulidad del contrato, la única salida
Esta es la perspectiva que entreven los defensores de los afectados. Conseguir que se declare la nulidad del contrato de compra de valores desde su origen y en su totalidad. Tres son los pilares para demostrar que existió engaño (premeditado o implícito): la formación económica previa, el perfil inversor y cómo se comercializó el producto.
«¿Resulta creíble que una anciana de 100 años invierta los ahorros de su vida en un producto que ni siquiera entiende?», se pregunta su abogado. Los reclamos que utilizaron para atraer a sus clientes se basaban en algo tan sencillo como la confianza. «Un 90% de los casos que tenemos se produjo así, el empleado de tu oficina habitual te lo ofrecía como algo ventajoso», advierte Pérez Martín.
«Un producto preferente para un cliente preferente», rezaba por ejemplo el cartel de una de las entidades implicadas. Algunos recibieron una llamada a casa del director de su sucursal para ofrecérselo o fueron abordados en la misma calle. «Creo que algunos banqueros no sabían ni lo que vendían, simplemente tenían orden desde arriba de colocar el producto».
Recapitalizarse con los ahorros de sus clientes
Cajas y bancos, ahogadas por la falta de liquidez, encontraron en las preferentes una forma de recapitalizarse con el dinero, en muchos casos, de sus propios clientes. Así es como empiezan a comercializarlas de forma masiva entre particulares, cuando el producto estaba diseñado en principio para inversores institucionales: Estados, grandes fondos, empresas y expertos financieros.
Pero el optismimo de la defensa de los afectados contrasta con la cruda realidad. «Es muy difícil probar el engaño. Si está firmado, existe una dificultad penal», avisaba el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, solo tres semanas después de la primera sentencia favorable para los ahorradores.
Por su parte, el presidente de la CNMV rechazaba las críticas a su institución al advertir de que la legislación europea no permite prohibir la venta de productos financieros complejos a los pequeños inversores. Cuando sonaron las primeras alarmas, en 2007, la Comisión lanzó un test de conveniencia para comprobar que el inversor era consciente de los riesgos.
‘El banco siempre gana’
Si ese test tenía un resultado negativo, el comprador debía firmar entonces un papel asegurando que era consciente de los peligros. «Había entidades que daban ya cubierto el formulario, con las cruces puestas de imprenta, un trámite», exclama el abogado de la firma canaria.
‘El banco siempre gana’. Esta frase, dice Pérez Martín, es una de las más comunes entre los afectados. El miedo y el desconocimiento han llevado a algunos clientes de Bankia, por ejemplo, a aceptar canjes por acciones de la entidad. Valores con compromiso de permanencia y quitas que van desde el 30 al 70% de lo invertido.
«Los bancos se han comportado como verdaderos piratas», sentencia el abogado. Los afectados están abocados ahora a buscar una solución judicial, con las trabas que supone demostrar el fraude, o aceptar severas pérdidas de su inversión, como ha adelantado el Gobierno, que impuso hace dos meses restricciones a su venta. Especialmente difícil lo tienen aquellos que firmaron el contrato con entidades intervenidas hoy por el Estado.
Por el momento, todo queda en manos de Europa que negocia con el Banco de España. El próximo 28 de noviembre se conocerán los planes de reestructuración de las entidades españolas y, con ellos, se espera que una solución para los miles de afectados.