Carlos Barcón, pintor y periodista vocacional.
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Se dice que el «falar no ten cancela»... y algún o algunos mendrugos, se han permitido el decir en polémica viral abierta, que la ciudad de Ferrol es la más fea de Galicia y para amortiguar en casi toda su parte, digamos ya de entrada que «home faladeiro, home mentireiro»… o poco enterado, ya que como muchos saben o deberían de saberlo, el urbanismo ferrolano y otras cosas más, ha sido pionero en nuestro país y muchos otros lo han venido copiando y hasta experimentando.
La Nueva población del barrio de la Magdalena, con manzanas rectangulares de 100×40 varas de Burgos, formarían calles rectas y octogonales de diez varas de ancho… siendo quizás la más antigua ciudad lineal castellana.
Nuestros sumideros, alamedas, paseos, plazas, calles, etc. han sido pensadas y aplicadas en milímetros en cuadrícula ya desde el siglo XVIII… y en proporción no hay otra ciudad en nuestro país que haya dado mayor porcentaje de hijos ilustres…y cierto que nacería a la vida por su Arsenal y hasta creo que no habría podido existir sin éste, pero habría muchas y varias facetas de su Historia dignas de señalar; Bastaría con nombrar a, entre muchos otros, Canalejas, Pablo Iglesias, Concepción Arenal, Torrente Ballester, Jenaro P. Villaamil, Sotomayor, los hermanos Franco, Montero y Aróstegui, Ramón Pla y Monge, Juan Antonio Suanzes y Fernández, Carballo Calero, Goy de Silva, Pepito Arriola, Aurora Rdz/Hildegart, Usero Torrente, Benito Vicetto… y por supuesto mi bisabuelo Francisco Barcón de Quevedo (1830—1920), emprendedor industrial, periodístico y sobre todo dadivoso/generoso.
La ciudad en general, tal y como la entendemos en el mundo contemporáneo, sólo se concibe desde su perspectiva como ágora, como cruce de caminos, puesta para el desarrollo de las ideas, el ejercicio de los derechos, el dinamismo económico… entre otros, claro.

Sería muy interesante una visión de la Ciudad por el Conde Hermann Graf Keyserling, autor entre otras, de su obra más conocida «Diario de viaje de un filósofo», infatigable viajero, ya que ubicada en el noroeste gallego, hecha un poco o mucho de arribada, es y suele ser sensitiva y compleja, y si efectivamente no concuerda mucho que digamos con el paisaje circundante de pinos que lloran su saudade… sí desde que uno la recuerda con su encanto junto al mar, en ese asomarse al maravilloso-balcón del Paseo de Herrera, con sus jardines, o del Baluarte de San Juan, poco conocido y frecuentado…donde se puede ver y apreciar toda nuestra amplia y hermosa Ría… y disfrutar de esa agradable entrada/vía, rodeada de mar, en el llamado Puente de las Pías.
Aunque para uno, el principal mérito de la urbe estriba en su Ría con 5 kilómetros de largo desde las puntas de Prioriño y del Segaño, hasta la Redonda y el Vispón, que se ensanche, como una mano generosamente extendida, en un espacio de 7 kilómetros, sosteniendo el casco urbano entre el pulgar, correspondiente a la ensenada de Serantes y el resto de los dedos, cuyo mayor coincide con la desembocadura del Río Jubia…y no digamos de nuestra acogedora Alameda, Plaza de Amboage, su Museo Naval, su otro Museo de la Construcción Naval, creo que único en España.
Y nada digamos de su rica, variada y bien acondicionada gastronomía…cuyas tascas, restaurantes, mesones, bares o cafeterías se encuentran diseminadas por todo su mapa urbanístico y en ellas encontrar todo tipo, no solamente de marisco, ya saben, el pulpo, las centollas, camarones, las cigalas… o el fresco pescado, o ese caldo calentito y bien logrado y entre muchos otros ricos platos, del cocido o la popular laconada.

Rondalla Virgen de Chamorro

Algunos de los cuales se han creado su propia Rondalla, habiendo organizado en un marzo del 1996, su primera noche de Las Pepitas, en actuación presidida por el recordado escritor Gonzalo Torrente Ballester, Pte. de Honor de dicha agrupación.
Según me cuenta su presidenta y alma mater, María del Pilar Ucero Fontán, autora también de la letra y música de las canciones que interpreta la rondalla Virgen de Chamorro,—Nostalgia ferrolana y Trovadores del Mar, entre otras—así como la actuación que tendrán el próximo día 4 de mayo en el Centro Cultural Municipal de La Vaguada.
Cabría recordar que en el año 2002 la Asociación de Artistas SAF le concedería a esta agrupación su premio «Rondallas del año«, por transmisión de los valores y tradiciones musicales de las Pepitas en Madrid.
AGRADECIMIENTO A LA POLICIA LOCAL DE FERROL

Llamando a la Policía Municipal ésta le informó que su automóvil estaba a buen recaudo en el Depósito de coches, donde había sido llevado por haberse observado que el mismo tenía una ventanilla abierta y no fuera ello motivo de algún robo, recogiendo dicho automóvil, sin coste alguno y agradeciendo dicha actuación de nuestra Policía Municipal.
LA INFANTA ISABEL, con visita a FERROL (1.914)
Recibo y mucho agradezco, que mi apreciado amigo el CN (r) Santos Blanco Núñez, hijo de nuestra recordada amiga Cachita Núñez, me haga entrega de dos periódicos locales, El Eco ferrolano, periódico independiente, nº 91, del 16 de febrero del 1865, que dirigía Francisco Suárez, y de administrador Nicasio Taxonera, y que se publicaba los jueves y domingos de cada semana y cuyo precio era de 4 reales al mes y un ejemplar del Diario Ferrolano Nº 3.458, del 4 de julio del 1914.

Por la tarde, la Infanta y comitiva, se trasladaron en falúas al acorazado «España», fondeado frente a la pintoresca villa de La Graña, llevando a cabo una visita al citado buque, camarotes de oficiales, oficinas, funcionando de un cañón de 10 centímetros, departamento de la telegrafía sin hilos, enfermería, pañoles y ya en el comedor le hicieron entrega de un cuadro titulado España, pintado al óleo por el marinista Sanz, jefe de sanidad de la Armada. Ya próxima la comida de marinería, el segundo comandante Eloy Montero presentó a la Infanta una bandeja de plata dos platos que contenían rancho, consistente en carne guisada con patatas, saboreando un trozo de empanda hecha en el mismo instante por el panadero del citado buque, Gabriel Sánchez, hecha a base de picadillo de carne, jamón, huevos y sardina, preguntando la Infanta si era el famoso plato gallego y como se le dijese que sí, tomaría un trozo, agradándole mucho y diciendo «Está riquísima» dispuso fuese llamado el panadero, a quién felicitaría. Pidiendo un poco de vino, le sirvieron Champagne, pero rehusaría, diciendo que quería del que bebían los marineros, que en efecto le presentaron, agradándole mucho.