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La Asociación de vecinos de Recimil, un barrio de Ferrol compuesto por más de mil viviendas propiedad del Ayuntamiento, ha anunciado la creación de brigadas vecinales para «defender el barrio» de la conflictividad generada por algunos residencias y ante la ausencia de medidas por parte de las autoridades para solucionar las amenazas que muchos dicen recibir a diario.
En un comunicado remitido a los medios, la asociación asegura que la situación «se está agravando de manera exponencial» y motiva que «la gran mayoría de los vecinos estén llegando al limite sin que el Ayuntamiento arbitre ninguna solución producto de una desidia inaudita».
La entidad vecinal, que está recogiendo firmas, ha decidido «dar un paso al frente» y «señalar aquellas viviendas donde se están incumpliendo las mínimas normas de buena convivencia».
Así, denuncian que en estas viviendas se producen «amenazas de muerte con uso de armas blancas», «venta de drogas», así como «fiestas hasta altas horas de la madrugada». Además, señalan que también se celebra «culto evangélico», una práctica que supuso el «foco principal del brote de coronavirus de Recimil».
OCUPACIÓN DE VIVIENDAS
Los vecinos acusan a varios de los residentes de estos lugares a dedicarse a la «ocupación paulatina de viviendas y a negocios vinculados a la droga», todo ello «a pesar de los informes casi a diario de los diferentes cuerpos de seguridad que operan en la ciudad, en relación con agresiones, amenazas e incumplimientos» de la normativa sanitaria para tratar de contener el avance del coronavirus.
Por último, aseguran que la próxima semana «recogerán firmas por todo el barrio para denunciar la situación» y pondrán en marcha «las brigadas de defensa del barrio», una medida que niegan que sea «fascista o xenófoba» y que enmarcan en la necesidad de actuar ante la «desprotección de los vecinos por parte de las autoridades incompetentes».
Una noticia excelente.
La seguridad de uno mismo, de su familia y de sus propiedades, no puede estar única y exclusivamente en manos de un estado que siempre está ausente, que nunca responde cuando se le necesita y que jamás dá la respuesta adecuada.
Cada uno podrá verlo como desee, pero más que patrullas «de vigilancia», son ciudadanos que desean autodefenderse de delincuentes, ladrones, traficantes y gentuza que debería ser desterrada de cualquier forma necesaria.