Las informaciones que nos llegan día tras día en relación a los accidentes de tráfico, en parte debidos a las distracciones o malos usos, son casi aterradoras. Accidentes que no tenían que suceder y que sin embargo ocurren por no poner por nuestra parte los medios necesarios para una conducción segura.
Por eso uno de los grandes caballos de batalla colectivos es conseguir reducir las víctimas de los accidentes de tráfico. Gracias a la mejora de las carreteras y a la modernización del parque móvil que las recorre, pero, sobre todo, merced a un enorme salto cualitativo en la concienciación de los conductores, en los últimos años las cifras de la siniestralidad viaria se han reducido hasta límites impensables en los años 80.
Ojo a las distracciones
Pero igual que la sociedad evoluciona, también lo hacen sus enemigos. Según los datos de la Dirección General de Tráfico, hoy las distracciones al volante causan más accidentes que la tradicional lacra del exceso de velocidad.
En el año 2018 se registraron en España 1.180 fallecidos en accidentes de tráfico. Más de una tercera parte de esas muertes se produjeron en accidentes causados por distracciones de los conductores.
Galicia no es ajena a esa nueva tendencia. Por ese motivo, la Xunta ha hecho de la lucha contra las distracciones al volante uno de los ejes de la sensibilización ciudadana en el marco del Plan de Seguridad Viaria de Galicia 2016-2020, que se encuentra en plena ejecución.
Los expertos diferencian entre tres categorías de distracciones al volante: las visuales, que se producen cuando el conductor desvía la vista de la carretera para centrarla en otro objeto; las manuales, provocadas por una alteración de la posición correcta de las manos sobre el volante; y la cognitivas, relacionadas con el desvío de la atención hacia otro foco distinto al de la conducción.
Sin duda, nuestro nuevo perfil de individuos hiperconectados, que reclamamos cada vez más inmediatez en nuestras comunicaciones es determinante en esta nueva cara de las estadísticas. Gran parte de los automóbiles incorporan ya dispositivos “manos libres” para mantener conversaciones telefónicas. Es legal, pero hacerlo sigue sin ser recomendable.
Más de tres minutos hablando con el manos libres provocan que el conductor deje de percibir el 40% de las señales de tráfico, reduzca su velocidad de crucero y disminuya su velocidad de reacción ante un imprevisto.
Pero, en todo caso, el gran problema hoy en día es el uso de las aplicaciones de mensajería instantánea mientras se conduce.
Las distracciones pueden ser fatales
En todo los casos, los efectos de las distracciones pueden ser fatales. Los peligros son variados y no todos están tipificados como infracciones en la ley. Discutir con el copiloto, mirar a los niños sentados en los asientos traseros, buscar objetos en el bolso, manipular el GPS o el aparato de música, fumar, comer y beber son actividades de riesgo si se hacen mientras se conduce.
Sus efectos son, con frecuencia, fatales. Hay que tener en cuenta que cuando circulamos a 100 km/ hora los tiempos de reacción para evitar desgracias se reducen drásticamente. A esa velocidad recorremos casi 30 metros en un segundo. Por eso, cada instante en que nuestra vista, nuestras manos o nuestra atención están centradas en algo distinto, aumenta en proporción aritmética el riesgo de accidente.
El tiempo que se necesita, de media, para enviar un mensaje de texto es de 20 segundos. En ese período que el vehículo se desplaza casi 600 metros. Haciendo la misma comparación, esto supone que, si circulamos también a 100 kilómetros por hora, la distancia equivale a cinco campos de fútbol. Y eso sin mirar a la carretera.
Ante cualquier situación anómala o estresante durante la conducción, lo mejor es buscar un lugar apropiado y seguro para estacionar el vehículo sin peligro y solo entonces intentar solucionar el problema. Y tener siempre en cuenta que la fatiga o el sueño provocan en el conductor una creciente pérdida de atención, igualmente presente en infinidad de accidentes.
Confluencia letal de factores
Determinar con exactitud las causas de un accidente de tráfico es una tarea difícil, en la medida en que los factores que derivan en un siniestro surgen de la interacción entre el conductor, la carretera y el vehículo, que se produce, además, en unas circunstancias ambientales concretas.
Sin embargo, es posible afirmar que los factores de riesgo más importantes están relacionados con el factor humano con una influencia considerablemente menor de los relativos al diseño y estado de conservación de la carretera o al vehículo. Es muy frecuente que confluyan varios factores en los accidentes. Según los datos proporcionados por la Dirección General de Tráfico, los que más se repitieron en el año 2018 en las carreteras gallegas fueron las distracciones y el exceso de velocidad.
No salir del coche sin chaleco
Otra de las preocupaciones recientes de las autoridades en relación con la seguridad viaria tiene su origen en el número de atropellos de personas que abandonan su coche averiado o accidentado sin portar el chaleco reflectante.
La Xunta de Galicia trabaja en colaboración con la Dirección General de Tráfico en el reparto de estas prendas de alta visibilidad y en la concienciación ciudadana sobre su uso. Es imprescindible garantizar que ninguna persona camine por una zona habilitada para el uso de vehículos sin hacer uso del chaleco reflectante, especialmente en horario nocturno.
Diferentes departamentos de la Xunta y la Dirección General de Tráfico distribuyen chalecos reflectantes entre los peones, usuarios vulnerables de las carreteras, para mejorar su seguridad.
La conselleira de Infraestructuras y Movilidad, Ethel Vázquez, entregó estas prendas a varios departamentos del Gobierno gallego y a la DGT, que colaborarán en el su reparto.
Esta iniciativa de la Consellería de Infraestructuras prevé entregar 30.000 chalecos para peatones y 3.000 para ciclistas entre 2018 y 2020, con un presupuesto de más de 108.000 euros.