(La Voz de Cádiz-Javier Rodríguez- @JavierLaVoz Cádiz) La botadura este jueves por la tarde del BAM ‘Audaz’ en el astillero de San Fernando permitirá a Navantia sacar pecho como constructora naval ante una amplia representación internacional que se dará cita en la factoría. Entre los invitados al acto se encuentran miembros de la embajada de Arabia Saudí en España. Su presencia no es casual. Al contrario. La empresa española ultima en estos momentos con el Gobierno de Riad el contrato para la fabricación de cinco corbetas, modelo Avante 2200, en la planta gaditana. El acuerdo recibió el impulso definitivo el pasado 15 de enero durante la visita que giró el Monarca español Felipe VI a Arabia. Desde entonces, Navantia ha negociado directamente con los técnicos saudíes la financiación del proyecto y el calendario de actuaciones para entregar el primer barco en 2019 y concluir la operación en el horizonte de 2022. El astillero está preparado para iniciar la obra.
De hecho, parte de las instalaciones de La Carraca se han habilitado para albergar a un millar de ingenieros y militares saudíes, que estarán desplazados durante los próximos cinco años en la Bahía para comprobar el desarrollo de la obra y, sobre todo, para el adiestramiento de la tripulación en el manejo de este tipo de buques.
El acto contará con la presencia de la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, que comprobará ‘in situ’ tanto la capacidad tecnológica de Navantia como su potencial como constructora naval. La visita de Cospedal al astillero y la presencia de representantes saudíes en el acto ha levantado cierta expectación entorno a un posible anuncio oficial de la obra de las corbetas.
El retraso en la firma de este contrato ha despertado la inquietud de la plantilla isleña ante la falta de carga de trabajo. No hay que olvidar que el futuro más inmediato de este astillero depende del contrato saudí, ya que el BAM, que se bota este jueves, se entregará a la Armada española en el primer trimestre del año que viene y no hay, de momento, nada a la vista, salvo la obra de las corbetas.
Los trabajadores de Navantia-San Fernando han mantenido este mes un duro pulso con la dirección de la factoría. Miembros del comité de empresa protagonizaron los días 16 y 21 de marzo dos sonoras protestas en las puertas de la planta. La movilización impidió el acceso a las instalaciones de sus directivos y jefes de producción. Quisieron expresar así su malestar por la demora del contrato de Arabia y el incumplimiento del convenio colectivo.
El comité anunció entonces el boicot al acto de este jueves, sin embargo, esta medida de presión quedó desactivada el pasado martes tras fijarse una reunión entre representantes de la plantilla del astillero y la presidenta de la SEPI, sociedad pública a la que pertenece Navantia, Pilar Platero. La plantilla confía en que el acto de la botadura del BAM sirva también para anunciar el contrato de construcción de las corbetas para Arabia Saudí, lo cual sería «un gran espaldarazo para toda la Bahía». A la ceremonia asistirá el agregado militar del ministro saudí, 15 embajadores y autoridades de distintos países.
Plan de obra
La construcción de cinco buques de guerra para la Marina saudí supone una inversión superior a los 2.000 millones de euros y garantiza carga de trabajo para los astilleros de San Fernando y Ferrol durante los próximos cinco años. Navantia ha diseñado un ambicioso plan de trabajo para cumplir con los plazos, que sitúa a la factoría isleña como epicentro de este proyecto naval. La planta de San Fernando se encargará de construir, ensamblar y botar los cinco buques, mientras que la factoría ferrolana asumirá la construcción de varias secciones de los barcos. No obstante, esta planificación puede variar en función de los tiempos y el desarrollo de la obra, como ha ocurrido con los cuatro petroleros que se construyen en Puerto Real, donde Navantia ha tenido que modificar sobre la marcha sus previsiones por razones operativas y desviar carga de trabajo a Ferrol del segundo carguero.
La compañía española no ha perdido el tiempo y ha trabajado con cierta antelación desde que se confirmó la viabilidad del contrato saudí en 2015. Así, el primer paquete que salió a subcontratación fue el de ingeniería en 2016. Se espera la firma definitiva del acuerdo para sacar a subcontratación el resto de faena.
La obra de las corbetas saudíes, diseñadas en exclusiva por Navantia y de similares características que los patrulleros POV construidos en Puerto Real para Venezuela, devolverá la plena actividad a la factoría de San Fernando. Todo está previsto para que el corte de los primeros bloques de acero se lleve a cabo el próximo octubre.
Beneficios colaterales
La firma del contrato naval entre España y Arabia Saudí incluye, además de la obra, varios aspectos técnicos que benefician de lleno a los intereses económicos de nuestro país y, en especial, a los de la Bahía de Cádiz.
Navantia, como empresa constructora, se encargará también del denominado ciclo de vida o mantenimiento de estos buques, lo que significa que la compañía pública española adquiere por contrato un compromiso de asistencia y reparación de los barcos. Por ello, el Gobierno saudí ha anunciado la construcción de una base naval en un punto del país, aún por determinar, que será el futuro centro de operaciones de esta nueva flota y, al mismo tiempo, servirá de astillero para su mantenimiento.
El segundo efecto que tendrá para la Bahía de Cádiz el contrato con Arabia, además de la carga de trabajo, es la llegada a nuestra provincia de un contingente de militares saudíes para su formación y adiestramiento en el manejo de estos barcos. Se trata de una cláusula complementaria que recoge el citado acuerdo y que implica a Navantia a instruir a técnicos y militares saudíes en el control de las corbetas. El Gobierno de Arabia desplazará a San Fernando a las dotaciones de oficiales y marineros que llevará cada corbeta para su formación. Más de un millar de súbditos de Arabia fijarán temporalmente su residencia en la Bahía hasta que concluya tanto la construcción de los barcos como el adiestramiento de sus marineros.
Esta misma política se llevó a cabo entre 2006 y 2012 con el Gobierno de Venezuela, entonces presidido por Hugo Chávez. Navantia construyó para la Marina bolivariana cuatro Barcos de Vigilancia del Litoral (BVL) en la factoría de San Fernando y tres Patrulleros Oceanográficos de Vigilancia (POV) en el astillero de Puerto Real.