Pedro Sánchez ha dimitido después de que el Comité Federal del PSOE ha votado a mano alzada su propuesta para realizar un congreso extraordinario, con votación de la militancia el 23 de octubre. La votación se ha producido por llamamiento y de uno en uno con este resultado: 133 votos en contra y 109 a favor.
El hasta hoy líder socialista -aunque medio partido ya no le reconocía- había anunciado que dejaría su cargo como secretario general si perdía esta votación, según fuentes del interior del cónclave.
El Comité ha tardado nueve horas en decidir esta votación tras enfrascarse en una guerra reglamentaria y de procedimiento. A media tarde se decidió votar en urna, pero los críticos empezaron a gritar y a denunciar «pucherazo» y ésta se interrumpió.
Esta votación supondrá el fin, al menos por el momento, de la guerra interna por el poder en el PSOE. Las posiciones previas hacen pensar que, tras haber ganar la tesis de Susana Díaz, se constituirá una gestora que dirigirá el partido a partir de ahora. De haberse impuesto Sánchez, se habría convocado una consulta a la militancia a la que era poco probable que se presentara la líder de los socialistas andaluces.
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