Juan-Luis Beceiro García. Licenciado en Derecho.Historiador.
En el artículo anterior habíamos terminado hablando del idioma gallego y sobre la ignorancia que existía en España acerca de él, incluso en la propia Galicia.
Y esto era verdad. Aún recuerdo que cuando estudiaba en Salamanca los últimos tres años del Bachillerato mis compañeros de clase se mofaban del gallego tachándolo de dialecto, igual que nosotros en nuestra ignorancia en Ferrol. Pero yo no sé cómo me rebelé ante aquello y escribí una carta al Secretario perpetuo de la Real Academia Española preguntándole si el gallego era un idioma . «Naturalmente», me contestó afirmativamente, al igual que lo eran el catalán y el eusquera. Mis compañeros se quedaron sorprendidos y humillados.
Luego, «Las Cantigas» de Alfonso X el Sabio, confirmaron la existencia de un idioma que creemos nacido en el siglo IX, es decir con mucha anterioridad al castellano. .-
Desde entonces aquello me interesó mucho y en una Feria del Libro que por entonces se celebraba en el Paseo de Recoletos de Madrid, trabajé como ayudante en la caseta de Portugal donde conseguí adquirir a bajo precio una «Historia de Portugal» de Joâo Ameal , que desde luego la leí entera y fue el primero que leí en ese idioma.
Más tarde hacia los años setenta hice un viaje a Portugal con algunos compañeros de trabajo y allí adquirí algunos libros que, con el tiempo, aumentaron mucho. Recuerdo que uno que me regalaron en la Embajada de Portugal en Madrid,titulado « Historia de la literatura portuguesa» decía, en su primera página, que el idioma portugués ¡procedía del gallego!.
Con mi entusiasmo por el idioma común accedí a recibir clases de gramática portuguesa en la «Casa do Brasil», de Madrid.
Me sorprendió mucho que durante unos días de estancia en Santiago de Compostela (lo digo así porque estuve en Chile) hace más de veinte años, un señor de acusó de «lusista», quizás por usar seguramente palabras procedentes de libros portuguese Debía de ser por eso del idioma normativo establecido por la Real Academia Galega, lo que no me parece justo, y diré porqué. Se trata de un idioma universal ( el Galaico-Portugués)—no circunscrito a Galicia, donde nació—y en todo idioma que ostenta tal carácter se dan muchas variaciones. Sabemos de cuantas palabras usadas en España no tienen «traducción» en algunos países hispanoamericanos y viceversa. Y ¿ qué decir de Andalucía? ¿acaso no se habla allí el español? Y ¿quién los entiende, a veces?
Y en Galicia. Cuando yo era pequeño recuerdo que mi abuela –que hablaba gallego—nos contó que un día estaba hablando con Pedro, el cuidador de la finca de Santa Marina (hoy desgraciadamente desaparecida a causa de la nueva carretera de Puentes de García Rodríguez al puerto). Pedro hablaba muy cerrado –también hablaba en español—y a veces ella no lo entendía. Pues ese día le estaba contando algo a la abuela, y ella apenas lo entendía,y a todo lo que él decía respondía afirmativamente, hasta que el tal Pedro, sobresaltado, le dijo «Pero doña Felicia ¿cómo dice usted que sí?».
Y siguiendo con los idiomas, diré dos cosas. Una, que mi madre, quizás cuando yo hablaba de estudiar el idioma inglés, decía: «Yes,veri ues, la cabeza de un inglés», posiblemente recordatorio de aquel intento de conquistar Ferrol por una armada británica el último año del siglo XVIII. Otra, ya mayorcito, recuerdo con nostalgia a una buena señora (súbdita británica, supongo) que se llamaba Winnie, que vivía en una finca rústica situada en la carretera de San Pedro, que creo empezaba en San Juan de Filgueira. Algún verano fui allí a recibir algunas clases del idioma que ya empezaba a hacerse importante en el Mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Winnie me dio la letra del famoso «Begin the Beguine» por la que yo estaba muy interesado pues era un foxtrot que me encantaba bailar. Ella me contaba, con una sonrisa muy suya, que las chicas (casaderas) de Ferrol se pirraban por saberlo cantar cuando bailaban con los guardiamarinas que acudían a Ferrol en las fiestas de la Marina de Guerra, Nuestra Señora del Carmen.