La Policía ha desmantelado una de las redes de narcotraficantes con más capacidad económica y operativa de Europa, formada sobre todo por británicos asentados en la Costa de Sol que iban a distribuir en su país y Holanda 3.000 kilos de cocaína cuando los controles fronterizos en Francia se relajaran.
Una operación denominada Dulce en la que han colaborado las agencias antidroga de Estados Unidos y Reino Unido (DEA y NCA) y que se ha saldado con la detención de 12 personas, la incautación de esas tres toneladas de cocaína y la intervención de 1,2 millones de euros en efectivo, armas y vehículos.
El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha explicado en rueda de prensa los detalles de esta operación, llevada a cabo de forma simultánea en Galicia y la Costa de Sol y que culminó el pasado 14 de diciembre con el arresto de siete británicos, tres holandeses y dos españoles, estos últimos transportistas de la mercancía.
Mientras se llevan a cabo otras líneas de investigación para averiguar quién trasladó la droga desde Colombia a España y cómo, la Policía española ha evitado que la organización introdujera en otros países europeos las tres toneladas de cocaína.
Los detenidos esperaban a que se relajara el control fronterizo en Francia, más férreo tras los atentados yihadistas, para llevar la droga a Europa desde la Costa de Sol. Lo harían en varias tandas y en una furgoneta especialmente habilitada para ocultar al menos 700 kilos cada vez.
Según Cosidó, se trata de una de las mayores incautaciones en tierra de esta droga y uno de los mayores alijos de los últimos años.
Los detenidos son dos españoles encargados del transporte, dos holandeses responsables de introducirla en España y ocho británicos encargados de comprarla a éstos y distribuirla especialmente en el Reino Unido.
Pero cometieron el «error», según Cosidó, de intentarlo a través de España, un país que, junto con Estados Unidos y Reino Unido, está liderando la lucha contra el narcotráfico, ha resaltado el máximo responsable de la Policía Nacional.
Las investigaciones comenzaron cuando los agentes tuvieron conocimiento de que un grupo de holandeses habría logrado introducir a través de las costas gallegas una gran cantidad de cocaína.
Precisamente, los holandeses se habían hospedado en un lujoso hotel de Santiago de Compostela y hacían ostentación de sus posibilidades económicas, pagando incluso con billetes de 500 euros.
La droga estaba oculta en una nave de un polígono industrial de Pontevedra y los holandeses ya habían acordado venderla a una organización de narcos británicos radicados en Málaga y Marbella.
Se sucedieron las reuniones entre los cabecillas de los dos grupos y con los dos españoles encargados de trasladar hasta Málaga la cocaína en una furgoneta.
Una vez que la Policía tuvo conocimiento del día en el que se iba a producir la primera entrega, los agentes antidroga en colaboración con los Geo desplegaron un operativo simultáneo en Galicia y la Costa de Sol.
Desde la nave de Pontevedra partió la furgoneta, cargada con 700 kilos en fardos ocultos en un habitáculo en la parte trasera de los asientos del conductor y precedida de un coche lanzadera.
En un momento dado, los Geo decidieron interceptar la furgoneta y el coche lanzadera embistió al vehículo de los agentes, pero éstos, que resultaron ilesos, lograron detener a ambos conductores. Posteriormente, se localizaron los 2.300 kilos restantes
Según los responsables de la operación, ésta no ha sido solo importante por la cantidad de droga intervenida, sino también porque ha caído una de las pocas organizaciones en Europa con capacidad para comprar y distribuir tres toneladas.