Como acostumbraba cada tarde, Elisa Abruñedo, de 46 años, salió el 1 de septiembre de 2013 a pasear por los alrededores de su casa en la localidad de Cabanas.
Ese día no regresó. Al día siguiente, encontraron su cadáver entre unos matorrales, junto a una carretera y muy cerca de su vivienda en la parroquia de Lavandeira de Arriba.Tenía varias puñadas y signos de haber sufrido una agresión sexual. Dos años después, sigue sin haberse producido ninguna detención y las novedades escasean.
La investigación permanece bajo secreto de sumario y su familia y vecinos reclaman conocer qué pasó. Por eso, a las 19.00 horas de este martes se concentrarán “la rotonda”, en el parque “O Areal” junto a la caseta de turismo con la intención de que el caso no caiga en el olvido.
El cuerpo sin vida de Elisa fue hallado por un vecino que el día de la desaparición había visto a Elisa caminando por el borde de la carretera e indicó que discurría por el borde de la calzada y que tuvo incluso que maniobrar con el coche para evitar un atropello, tal y como apuntó a la Guardia Civil. El cadáver estaba a unos 150 metros del lugar señalado.
«Fue una desgracia grande para el pueblo y genera mucha intranquilidad en una zona tan tranquila como esta», señaló el alcalde de Cabanas, Germán Castrillón, confiando en que a pesar del tiempo transcurrido las investigaciones de la Guardia Civil permitan «capturar al que hizo o a los que hicieron esto, con los que hay que tener tolerancia cero» y ha condenado, expresamente, «cualquier acto de violencia contra la mujer», no admitiendo ningún tipo de justificación y expresando «la mayor de las repulsas».