Jenaro Pérez de Villaamil y Duguet nació en Ferrol el día 3 de febrero de 1807 – (+Madrid, 5 de junio de 1854) fue un notabilísimo pintor del romanticismo español.
Nació en Ferrol en 1807, se inicia en el dibujo topográfico con su padre, que era profesor en la Escuela Militar de Santiago de Compostela y con tan solo ocho años obtiene el cargo de ayudante de profesor. A los doce años su familia se traslada a Madrid y allí continúa sus estudios.
Herido en Cádiz
Ingresó en el Ejército y en 1823, con tan solo dieciséis años, fue herido en Cádiz al combatir a las tropas francesas enviadas por del Duque de Angulema para reinstaurar el absolutismo de Fernando VII. Permaneció confinado en Cádiz y aprovechó ese tiempo para estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Sus progresos fueron tan rápidos que en 1830 fue enviado a Puerto Rico, que todavía era una isla española, para realizar los decorados del teatro de la ciudad.
Su regreso a España en 1833 supone un momento decisivo en su carrera. Conoce a David Roberts, un pintor romántico escocés, que se encontraba en España tomando apuntes de diversas ciudades, monumentos, etc. Villaamil se une a él y descubre un nuevo modo pictórico, con monumentos estilizados, montañas escarpadas, paisajes, gentes y escenas pintorescas tratados con una carga poética de misterio y fantasía. Fruto de estos viajes con Roberts es el libro titulado España artística y monumental, que cuenta con textos del poeta Patricio de Escosura y láminas litografiadas en color.
Realizó numerosos viajes a Francia y a Bélgica y residió durante una temporada en Bruselas. En 1835 recibió la cátedra de paisaje en la Escuela de San Fernando, de la que más tarde fue director. Se relacionó con Isabel II y llegó a ser pintor de cámara de la casa real.
Puso de moda la pintura de paisaje
Destacó sobre todo por el tratamiento que dio a sus paisajes, poniendo de moda la pintura de paisaje en la España del siglo XIX. Los somete al gusto del Romanticismo y, por esta razón, encontramos en algunos de sus cuadros temas orientales, como en Ruinas clásicas en las cercanías de Jerusalén. También se interesa por los monumentos, debido a su valor histórico y arqueológico.
Sus paisajes se caracterizarán por una neblina dorada que otorga un aspecto romántico a la composición y el empleo de una amplia perspectiva. Su técnica es muy empastada, nerviosa, y el colorido cálido, brillante, de tonos dorados. Sus atmósferas vaporosas envuelven a los objetos y crea ambientes de ensoñación y misterio, en los que introduce gran número de personajes populares o de carácter histórico.
Algunos ejemplos son: Castillo de Gaucín, Interior de la catedral de Toledo, Ferrocarril llegando a Gijón, La Basílica de Covadonga, Vista de la Giralda de Sevilla desde la calle Borceguinería, Interior de la catedral de Sevilla, Manada de Toros o La romería de San Isidro
En la trayectoria artística de Pérez Villaamil también encontramos pintura histórica, aunque en menor medida y, siempre, prestando más interés al ambiente que a la escena en sí. Este es el caso de El Juramento de Álvar Fáñez Minaya o de El viático en la posada.
Sin lugar a dudas, Pérez Villaamil es uno de los grandes representantes del paisajismo romántico español. Murió en 1854 en Madrid, a los cuarenta y siete años, a causa de una dolencia hepática.
Pérez Villaamil y Galicia
En el museo de Bellas Artes de A Coruña se conservan diversas obras del pintor ferrolano.
En relación con sus dibujos, destaca la publicación España Artística y Monumental, hecha a imitación de los libros de viajes ilustrados que el Romanticismo puso de moda. Bajo su dirección, varios colaboradores realizan este compendio que muestra una selección de lugares de España, ofreciendo una visión pintoresca de la España de su época, corriendo a cargo de la edición de tres tomos la casa Hausser de París en 1842. A su finalización, ni el propio Villaamil quedó satisfecho del resultado final por las libres interpretaciones que los litógrafos franceses hicieron de sus dibujos.
Pertenecen a este compendio ilustrativo, numerosos lienzos y dibujos realizados a lo largo de su viaje por la Península, durante la década de los años cuarenta, para el conocimiento de las regiones españolas, en las que se incluye Galicia. El museo de A Coruña cuenta con obras como: Antigua iglesia de Almeiras en Culleredo. Del ayuntamiento de A Capela: Caabeiro y San Xoán de Caabeiro. De Pontedeume: Castillo D Andrade, Enorme Puente D Eume y Ría de Puente D Eume. Además: Portomarín; San Paio de Breixo, Soto de Cambre, Crucero de Lema y capilla de Don Sancho y Priorato de Sta. María de Cambre, en Cambre. En este ayuntamiento es donde vivió el artista, por lo que también aprovechó para representar la casa donde se alojaba, en la parroquia de Cela: Quinta de Villaamil en Cela. Otras obras de esta serie de dibujos de paisajes gallegos son: A Graña y en A Graña, en Ferrol; A Malla en Logos. Mariñán en Bergondo; La marina. Puerto desde A Ponte Nova, Entrada de la ría de Betanzos y Santa María do Azougue, en Betanzos; Castillo de los Condes de Lemos, en Chantada. Mugardos; Ponte do Porco (El alpendre) de Miño. Ría de Ares. Santa María da Coruña. Puerta del Costado de A Coruña; Santiago del Burgo de Culleredo.
En estas excursiones por nuestra geografía también realizó obra de corte etnográfico. Son apuntes relacionados con los trabajos de la vida cotidiana en las provincias gallegas, como Escena de campesinos, carros e animais, Escena con cabalerías, Soldado y dos campesinos y Feria.
En Ferrol
El concello de Ferrol organizó en el centro cultural “Torrente Ballester” una magnífica exposición en los meses de julio y agosto del año 2007 de la que fue comisario Andrés Mosquera Rodríguez y constaba de 80 obras entre óleos, dibujos, acuarelas y técnicas mixtas.
En esta exposición figuraban algunas obras propiedad del Ayuntamiento ferrolano.
Asimismo una calle de la ciudad lleva el nombre del ilustre artista ferrolano.
Homenaje a Jenaro Pérez Villaamil de José Zorrilla
El escritor y poeta vallisoletano José Zorrilla le dedicó un poema, “La noche del invierno”. En algunos de sus fragmentos le dice:
(…) «Tú tienes dentro la mente/galerías, catedrales,
y todo el lujo de Oriente/ y un mando para pintar;
tú tienes en tus pinceles/ derruidos monasterios
con aéreos botareles/y afiligranado altar.
Tienes torres con campanas/ y transparentes labores,
castillos con castellanas/ que aguardan a su señor,
y bóvedas horadadas,/ y silenciosas capillas
donde en marmóreas almohadas/ yace el muerto fundador.
Y antiquísimas ciudades/ que, por el tiempo roídas,
cuentan al tiempo verdades/ que él se desdeña escuchar;
tienes en el valle fuentes,/peñascos en la montaña,
y en los peñascos torrentes/ que se arrastran a la mar.
Tienes en los mares islas/ con ciudades y jardines,
y en los jardines festines,/ y en los festines placer…..
Prepara lienzo y pinceles/ y deja que el viento brame,
y la lluvia se derrame,/ y estalle el rayo al caer.
A inspirarnos han venido/ la noche con sus tinieblas,
el rayo con su estampido,/ la lluvia con su rumor;
tú pintarás lo que sientas,/ yo escribiré lo que siento
en el empuje violento/ del huracán bramador.»
(…)
«Tú pintarás la montaña/ entre la niebla sombría,
pintarás la lluvia fría/ derramada desde allí;
los alcázares morunos,/lLos pilares bizantinos,
monumentos peregrinos/ embellecidos por ti.
Pintarás los gabinetes/ cincelados de la Alhambra,
y el humo de los pebetes/ y las bellas del harén.
Tú pintarás las memorias/ que nos quedan por fortuna,
Yo escribiré las historias/ que vida a tus cuadros den.»