Es dramático que personas con trasplante de riñón o corazón tengan muchas dificultades para conseguir en las farmacias los tratamientos inmunodepresores que son vitales para su salud; no estoy hablando del tercer mundo, pues esto sucede en Barcelona, y así lo expresaban el pasado día 3 de enero en la prensa varias personas afectadas.
La Generalitat parece que sólo piensa en la independencia y en abrir embajadas, en estos momentos tiene 23, sólo el alquiler en el edificio Rockefeller Center en New York asciende a 473.000 € al año o la delegación de París que llega a 416.000 €, a esto hay que añadir los sueldos y dietas de empleados, además de las otras 21 embajadas, todos estos gastos suponen al año varios millones de euros.
A finales de octubre de 2012, la deuda de la Generalitat con las farmacias ascendía a 309 millones de euros.
Señores independentistas, para que sus ciudadanos no tengan esos problemas, paguen lo que deben a las farmacias y cierren las embajadas, pues no tiene sentido ese derroche, cuando podrían tener una delegación a través de la embajada de España y ahorrarían muchísimo dinero.
Andrés Sanjurjo Martínez