Eusebio Salcedo y Reguera, nació en Ferrol el día 14 de agosto de 1804. Jefe de escuadra de la Real Armada Española.
Era hijo del capitán de navío Blas Salcedo, el cual pereció en el naufragio de la división de buques de su mando, el día uno de noviembre del año de 1810, en la ría de Vivero.
En atención a todas estas circunstancias, el Rey le concedió dispensa, para sentar plaza de guardiamarina en la compañía de Ferrol, por ello lo efectuó a la temprana edad de siete años y al año siguiente del fallecimiento de su padre y hermano. Es el único caso hasta ahora conocido de ingreso a esta edad.
Pero permaneció durante algunos años en esta escuela, ya que no fue hasta el año de 1819, cuando aprobados todos los cursos se le ascendió al grado de alférez de fragata, recibiendo la orden en el mes de mayo de embarcarse en la fragata “Viva”, realizando con ella cruceros de vigilancia sobre los cabos de San Vicente, Espartel y Santa María.
En el año de 1820, se le ordenó trasbordar a la fragata “Mercurio,” con la lancha de este buque armada en cañonera, recibió su bautismo de fuego, pues realizó el bombardeo de las defensas de la ciudad de Cádiz.
Fue ascendido al grado de alférez de fragata en el año de 1822, siendo destinado al 6º regimiento de Infantería de Marina, con el que estuvo combatiendo en las tierras de Galicia, pasando poco después con la misma unidad a las Vascongadas.
HERIDO GRAVE
En el mes de enero del año de 1825, al mando de una compañía de su regimiento, entabló combate en las Ventas de Armendia, enfrentándose a fuerzas muy superiores, que estaban al mando de uno de los cabecillas Uranga, se batió con ardor y fuerza, pero resultó herido grave en la cabeza, y a la vez un hermano suyo resulto muerto. Al recuperarse de su herida, se le ordenó en el mes de mayo del mismo año, embarcarse de transporte con destino a La Habana, y en ella a la escuadra de operaciones del general Laborde.
En el mes de marzo del año de 1827, fue ascendido al grado de teniente de fragata, participando en el bloqueo de la escuadra mejicana y en todas las acciones navales, que se llevaron a cabo en la isla de Cuba, Cayo Hueso, Veracruz y Cartagena; estando en las costas de Florida, la escuadra fue sorprendida por uno de esos huracanes tan familiares de la zona, y resultó herido.
En el año de 1842, ya en la Península y con el grado de teniente de navío, se le otorgó el mando del vapor de ruedas “Isabel II”, siendo ascendido al poco tiempo al grado de capitán de fragata.
JUICIO SUMARÍSIMO
Al estallar el alzamiento en la ciudad de Barcelona en el mes de noviembre del año de 1842, se le ordenó aplacar a éste, pero como las cosas no eran fáciles, al ser reprimida la sublevación, se vio obligado a pasar por un juicio sumarísimo, para observar su conducta en estos desagradables sucesos, del que salió con todos los pronunciamientos a su favor.
En el año de 1844, se le nombró capitán del puerto de Sevilla, ciudad y responsabilidad que cumplió, hasta el mes de mayo del año de 1846, en que de nuevo se le destinó al Departamento de Cádiz, en el que se le otorgó interinamente el mando de la fragata “Cortés”.
CORONEL DE INFANTERÍA DE MARINA Y CABALLERÍA
Un tiempo después se le otorgó el mando en propiedad el vapor de ruedas “Blasco de Garay”, con este buque se le destinó a realizar cruceros por el Mediterráneo, en la represión de los corsarios berberiscos y cumpliendo comisiones militares de apoyo a nuestras posesiones del norte de África, todo ello le llevó a ser distinguido con el grado de coronel de Infantería.
En el año de 1848, por los buenos y gratos servicios prestados en el reino de Nápoles, se le concedió el ser Caballero de la Orden de Carlos III, un tiempo después se le otorgó en propiedad el grado de coronel de Caballería.
En este mismo año se le destinó como capitán del puerto de Matanzas en la isla de Cuba, donde permaneció hasta el año de 1851, pues habiendo sido ascendido a capitán de navío, se le ordenó regresar a España.
En el año de 1853 se le nombró capitán del puerto de La Habana, por lo que volvió a su querida isla de Cuba.
En el año de 1855, se le ascendió al grado de brigadier y con el ascenso, el nombramiento de vocal del Almirantazgo, por ello regresó a la Península y viajó hasta la capital, Madrid.
DESTERRADO A FERROL
Los vaivenes de la política de la época se pronunciaron, por ello en el año de 1856 se disolvió el Almirantazgo, lo que provocó que todos los miembros de él fueran desterrados, a Salcedo le tocó en Ferrol, eso sí sin menoscabo de su honor ni graduación.
Un tiempo más tarde, se le designo interinamente como segundo jefe del Departamento, donde se encontraba desterrado, permaneciendo en él, hasta que por orden superior se le otorgó el mando del navío “Rey don Francisco de Asís”.
En el año de 1857, sin abandonar el mando de su navío, se le designo como acompañante de los duques de Montpensier, en el viaje que estos realizaron al Reino Unido.
A su regreso de este viaje, se le nombró director de los cuerpos de Artillería e Infantería de Marina, en los que desarrolló una gran labor de mejora de la organización interna de estos.
EN FILIPINAS
Fueron tan alabadas por todos estas mejoras, que enterado el Gobierno le concedió en el mes de junio del año de 1860, el ascenso a jefe de escuadra y con él, el cargo de Comandante General del Apostadero de Filipinas, en la bahía de Manila.
En este cargo, su inquietud era total, pues tuvo que combatir a la piratería, que navegaba por las costas atacando a los buques sueltos, para ello se encargaron unos guardacostas y armó buques pequeños, para poderlos seguir por aquellas intrincadas islas, llenas de bajíos que impedían la acción de los grandes buques, además de tomar otras medidas, como el atacar al punto central de estos piratas.
Lo que le llevó a planear y efectuar el ataque a este lugar, en el mes de noviembre del año de 1861, en el abordaje de la costa de Pagalungán, combate en el que un marino llamado Casto Méndez Núñez se cubrió de gloria y su nombre aquí ganado, le llamó a ser uno de los marinos españoles con más renombre y recordado, porque aquí no quedó todo, pues unos años después sus decisiones le hicieron ganar una fama imperecedera.
Por su iniciativa se comenzaron los estudios hidrográficos del posterior puerto de Subic; más el levantamiento de planos de las isla y sus aguas, de todos estos trabajos se redactaron posteriormente unas Memorias.
Pero el llevar a cabo todos estos trabajos, le maltrataron la salud, por lo que viendo que ya no podía desempeñar el puesto con la eficacia que él pensaba, se vio en la necesidad de pedir el relevo.
ENTERRADO EN ADÉN
Una vez recibido el permiso y al sustituto, se embarcó en el vapor de ruedas “Jorge Juan,” en el que realizó el viaje desde Manila a Hong Kong, donde trasbordo a un vapor francés de trasporte de pasajeros.
Se sabe por el cuaderno de bitácora del vapor de bandera francesa, que falleció en la mar casi a la vista del puerto de Adén, por ello al arribar al puerto de esta ciudad, fue desembarcado su cuerpo y enterrado en una iglesia católica de la localidad, corría el año de 1863.
Estaba en posesión de gran cantidad de condecoraciones, cruces y medallas, todas ganadas por su valor y grandeza de espíritu, su buen hacer y distinguidos servicios prestados a su patria, quién lo tiene olvidado en tierra extraña.
Otro cuerpo de un español, de los muchos diseminados por todo el planeta, descanse en paz.
(Bibliografía: Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1857. compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez. Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa-Calpe. 116 tomos, completa. Compilada por Antonio Luis José Martínez y Guanter).