Andrés Baleato , nacido en Ferrol el 9 de noviembre de 1766 fue un marino y director de la Escuela de Náutica de Lima. Su plano general del Reyno de Chile es pieza clave en diversos litigios de límites entre países.
Hijo y nieto de pilotos e instrumentistas, nuestro personaje nació en Ferrol el 9 de noviembre de 1766 . Su abuelo, al parecer llamado José Francisco, figura en 1708 confeccionando algunos instrumentos de navegación , mientras que su padre, José María Baleato, figuraba como contador de navío en 1778, y como maestro mayor de cerrajería y fundiciones del departamento marítimo de El Ferrol siete años después, cuando pasó a Madrid y luego a Londres “para perfeccionar sus estudios” . Permaneció dos años en la capital británica, retornando luego a Madrid y pasando en 1789 a El Ferrol para establecer un taller de instrumentos náuticos .
El ingreso de Andrés Baleato a la Academia de Navegación de su puerto natal está registrado con fecha 16 de setiembre de 1778, en calidad de meritorio. Al año siguiente, el conflicto con Gran Bretaña motivó que fuese embarcado en la fragata del comercio Santa Perpetua. En esta nave, a órdenes de Rafael Orozco, efectuó un viaje a Brest, recalando en A Coruña, Gijón, Santander, Santoña, San Sebastián y Parajes, antes de retornar a Ferrol como parte de un convoy “cargado de efectos para el Rey”. Su arribo a ese puerto se produjo el 24 de febrero de 1780. Luego de aquel viaje la fragata pasó a formar parte de una escuadra combinada hispano-francesa, que a órdenes del teniente general Luis de Córdova debía cruzar frente al estrecho de Gibraltar a la caza de buques enemigos. Fue así que el 9 de agosto de ese año tomó parte en la captura de cincuenta y cinco mercantes británicos y las tres fragatas que los escoltaban, ocurrido al norte de las Azores, a unas sesenta leguas del cabo San Vicente.
A principios de 1782 Baleato fue habilitado como pilotín, y transbordado al navío Ángel de la Guarda, del porte de setenta y cuatro cañones y al mando de Jacinto Serrano. Luego de tomar parte en un par de cruceros a la altura del cabo San Vicente, pasó al navío San Eugenio, de similar porte del que dejaba, al mando de Pedro Landa. Finalizado el estado de guerra, Baleato retornó a su departamento de origen el 21 de agosto de 1783 .
Casi dos años después, el 1º de agosto de 1785, nuestro biografiado fue ascendido a pilotín del número y asignado a servir en un yate portugués. Sirvió en esa nave hasta febrero siguiente, cuando fue destinado a tomar parte en las operaciones de rescate del navío San Pedro de Alcántara. A órdenes del brigadier Manuel de Eguía, el navío naufragado había zarpado del Callao llevando siete millones seiscientos un mil novecientos sesenta pesos en oro y plata, más de trece mil quintales de cobre y otros objetos de valor. La desgracia tuvo lugar la noche del 2 de febrero de 1786, cuando el San Pedro de Alcántara chocó con una roca frente a las playas portuguesas de Peniche, arrastrando al fondo del mar a catorce oficiales y ciento cincuenta y dos personas -catorce oficiales, cinco mujeres y ciento veintiocho marineros, soldados y prisioneros, entre los cuales se encontraban varios peruanos vinculados a la rebelión de Túpac Amaru II, entre ellos uno de sus hijos- .
Estancia en América
De regreso a Ferrol, Baleato fue destinado al Ministerio de Marina, en Madrid, donde permaneció hasta 1789 cuando se dirigió a Cartagena para embarcarse en la fragata Santa Agueda, en la que habría pasado a América ante el pedido del jefe de escuadra Francisco Gil de Taboada, quien se encontraba entonces como virrey de Nueva Granada y debía pasar a ocupar similar función en el Perú. En el virreinato, Gil de Taboada pensaba ocupar a Baleato en la preparación científica de los pilotos “que navegan desde Panamá a Payta” y en “la formación de planos del Reyno”. Nuestro pilotín debió arribar a tierras peruanas formando parte del séquito del nuevo virrey, registrándosele en Lima desde abril de 1790 .
Sus primeros meses en la capital peruana estuvieron dedicados a reunir información para elaborar una serie de mapas que reflejaran la división administrativa del virreinato en intendencias , labor que culminaría dos años después al producir su “Plano del Virreynato del Perú” y seis planos de las intendencias. En los años que pasó en el Perú produjo más de una treintena de mapas y cartas náuticas, además de copias de numerosas cartas elaboradas por otros pilotos, entre ellas varias de la expedición Malaspina.
No firmó el acta de independencia
Los años finales de la presencia española en Perú, con Brown y Cochrane rondando frente a nuestras costas mientras cada vez más criollos conspiraban contra el régimen realista, debieron empeorar la ya mermada salud de Baleato. Al sobrevenir la desocupación española de Lima y el ingreso de las fuerzas de San Martín, en julio de 1821, Baleato fue capturado el 6 de julio junto con varios otros peninsulares y confinado en el convento de la Merced , donde se le procuró convencer para que firmara el acta de independencia y prestara servicios al nuevo gobierno. Al no acceder a estos requerimientos, se le trasladó a Ancón, donde habría de permanecer prisionero hasta que consiguió embarcarse en la fragata sueca Drottingen, que zarpó del Callao el 24 de febrero y luego de tocar en Río de Janeiro llegó a Cádiz el 29 de agosto de ese año.
En noviembre de 1822 solicitó ser destinado al Depósito Hidrográfico, lo que sólo le fue concedido en 1824 , pasando a trabajar como delineador de dicha institución a órdenes de Martín Fernández de Navarrete. Ascendido a teniente de navío en 1826, publicó ese año unas breves Instrucciones para delinear, sombrear y lavar planos y cartas. Permaneció en tal grado hasta 1846, por lo menos, siendo promovido a capitán de fragata algún tiempo después. La noche del 2 de enero de 1847, la muerte finalmente recogió a este anciano de ochenta y siete años.