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A los 88 años de edad ha fallecido en Ferrol en la tarde de este domingo, día 9, el sacerdote diocesano Lázaro Domínguez Gallego (Zamora, 1936).
La capilla ardiente se encuentra instalada en la sala 3 del Tanatorio Albia, en A Gándara. El acto del entierro tendrá lugar hoy lunes, 10 de junio, a las 17:00 horas en el cementerio municipal de Catabois y funeral a continuación en la iglesia parroquial de Nuestra señora del Pilar y San Fernando de Ferrol.
Desde Galicia Ártabra enviamos nuestro más sentido pesame a sus familiares, amigos y a la diócesis de Mondoñedo-Ferrol.
Lázaro Domínguez
Lázaro Domínguez Gallego nació en Zamora el 12 de diciembre de 1936. Después de estudiar Latín y Humanidades y Filosofía en el Seminario de Zamora, en el curso 1955-56, ingresó en el Seminario Santa Catalina de Mondoñedo, en el que cursó los cuatro años de Sagrada Teología.
Fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1959 y el 29 de julio fue nombrado coadjutor de la parroquia ferrolana de San Fernando y Nuestra Señora del Pilar, cargo que ejerció hasta su jubilación. Fue profesor de Religión en diversas academias de Ferrol y en el Instituto Concepción Arenal. Fue también Capellán de las Madres Mercedarias de Ferrol.
«Don Lázaro«, además de tener un carácter abierto y afable, y de ser gran conversador, fue un reconocido poeta fundamentalmente en lengua castellana en la que ha publicado cuatro poemarios. También escribió un libro juvenil (Raquel). Escribió algunos poemas mismo en gallego y alcanzó cerca de doscientos premios de poesía en castellano y también de narraciones. En 1989 la Asociación de Artistas SAF le concederñia un primer premio en el concurso » «O poeta azul de Ferrol», por su poema ‘La brisa de la tarde’, nombrándolo Socio de Honor en noviembre del mismo año,
Algunos recordamos su reflexión sobre el sacerdocio, cuando celebró sus bodas de diamante en el Seminario de Mondoñedo: fue un canto agradecido al Señor sobre su sacerdocio cargado de emotividad y belleza poética.
Después de pasar en estos últimos años por la prueba de la enfermedad, en la que no dejó de ser atendido espiritualmente recibiendo la comunión casi a diario, descanse en la paz del Señor.
