El Reino Unido añora el legendario ejercicio del poder de Margaret Thatcher a la que homenajeó justamente Isabel Díaz Ayuso. No caigo en la frivolidad de comparar presencias femeninas o masculinas. Este protagonismo femenino es consecuencia natural del más importante cambio de mentalidad de nuestra época que provocó la presencia de la mujer en la vida pública. También provocó campañas feroces de sectores reaccionarios para desprestigiar el cambio. Pero la tendencia social no debe ocultar los valores propios de la mujer como tal. Hay que destacar el coraje como cualidad relevante femenina.

En tiempos inseguros el coraje femenino debe iluminar a Europa. Una Europa adormecida que debe despertar con todos sus valores humanos masculinos y femeninos para un rearme que es mucho más que llenar almacenes de vehículos acorazados y surtir sus depósitos de combustible y municiones. Vivimos una situación que es un reto para ser valientes y no languidecer como víctimas en las cunetas de la historia. El coraje es una virtud arraigada en la mujer que subyace en las sombras de Londres y en las luces de Madrid. En Vietnam solo nos venderán arroz para fabricar falsas paellas valencianas. El presidente viaja para estar lejos y no informar en sede parlamentaria de cómo España puede enfrentarse al Trumpazo.