«Gloria y loor al Marqués de Amboage». Así se podía leer en una pequeña pancarta que aparecía al final de la quema de la fachada pirotécnica situada a la altura de los actuales juegos infantiles, con la que se remataban los «fuegos de Amboage» en la plaza que llevaba el nombre del ilustre procer ferrolano.Y aunque ayer no se puede disfrutar de aquellos «únicos y tradicionales fuegos», donde «ardían» esa fachada, o figuras tan por aquellos tiempos conocidas como «el afilador», «el abanico», «el pavo real»,etc. al menos todavía muchos se pudieron trasladar en esa noche del 31 de agosto a la zona de los muelles y ensenada de A Malata para disfrutar de una sesión de fuegos de artificio..
Queremos rendir homenaje a una figura, un ferrolano de siempre, Ramón Plá y Monje y lo hacemos através de una reseña del magnífico trabajo del escritor e historiador ferrolano Juan José Burgoa (Vida y obra de un emigrante ferrolano) contando los trabajos políticos, sociales, populares y culturales para poder instalar la estatura del Marqués en la antigua plaza de Dolores, que lleva el nombre del ilustre hijo de la ciudad.
La plaza de Dolores
La plaza de Dolores constituye el lugar de solaz y encuentro más frecuentado por mayores y pequeños de Ferrol, conservando prácticamente sus características originales con una especial atmósfera y perspectiva que rememora el Ferrol dieciochesco. A partir de la década final del siglo XIX se configuró el atractivo aspecto actual, rodeada de jardines donde destacan las palmeras canarias de la parte sur y los cedros del Himalaya de la alineación norte, sustituyendo las antiguas plantaciones de paulonias. Antes de la inauguración de la estatua del marqués el 31 de Agosto de 1896, se remodeló la plaza, incluyendo las escaleras de acceso desde la calle Real. La plaza tomó su nombre de la capilla de la Virgen de Dolores, levantada el año 1790. Tras la revolución del año 1868, que derrocó a la reina Isabel II, llevó el nombre de plaza de la Libertad, denominación que se demostró efímera. Como consecuencia del acuerdo municipal del 11 de Agosto del año 1893, pasó a denominarse plaza del Marqués de Amboage, nombre que hoy conserva.
Acuerdo de levantar la estatua
Tras el acuerdo de levantar la estatua del marqués, una comisión municipal redactó las bases del concurso para elegir el proyecto. El pleno municipal del 20 de Octubre de 1893 aprobó el pliego de condiciones de la obra, especificando que la estatua de bronce mediría dos metros y medio de altura, siendo de tres metros setenta centímetros la altura del pedestal de granito. La Academia de Bellas Artes informó al Alcalde de Ferrol que “no tenía inconveniente en juzgar el concurso siempre que el Ayuntamiento manifieste su propósito de respetar el fallo de esta Academia, aceptando la propuesta que se formule”. Las bases del concurso se publicaron en la Gaceta de Madrid del 21 de Noviembre de 1893, siendo el siguiente 31 de Diciembre la fecha tope para presentar los presupuestos y modelos correspondientes tanto en el Ayuntamiento de Ferrol como en la Real Academia madrileña.
Al concurso se presentaron seis proyectos, y se llegó a la elección de la obra del escultor toledano Eugenio Duque y Duque, artista de la Escuela de Madrid, que trabajó en la segunda mitad del siglo XIX. La estatua, fundida por Federico Masriera en Barcelona, se colocó sobre su pedestal en Diciembre de 1895. Desde ese momento, la obra permaneció cubierta por una funda hasta el 31 de Agosto de 1986, festividad de San Ramón, fecha en que se inauguró de forma solemne.
Organización de los actos
En la sesión municipal del 24 de Julio de 1896 se acordó designar una comisión presidida por el Alcalde Demetrio Plá y Frige para organizar la procesión cívica del día 31 de Agosto en honor del Marqués de Amboage. Se acordó invitar a la misma, además de personalidades y entidades de la ciudad, a comisiones del Ayuntamiento de A Coruña y de la Diputación Provincial. Se invitó también a Faustina Peñalver, Marquesa viuda de Amboage, y su hijo Fernando, que, finalmente, no asistirían a la inauguración. Además, pese a que en los acuerdos tomados en la sesión del 11 de Agosto de 1893, no se incluía la celebración de una Misa de Requiem en su memoria, el 27 de Agosto de 1896, primer año de celebración de las Fiestas de Amboage, el diario El Correo Gallego publicó una amplia esquela oficial en la que “el Excmo Ayuntamiento de esta ciudad tiene el honor de invitar al vecindario al acto fúnebre que se celebrará a las nueve de la mañana del día 31 del corriente en la parroquia de San Julián por el eterno descanso del Excmo Sr. Marqués de Amboage“.
Con tal motivo, el Alcalde de Ferrol, Demetrio Plá, publicó un bando para que los vecinos se sumasen a la Procesión Cívica, que saldría en la mañana del 31 de Agosto de 1896 de la Casa Consistorial, dirigiéndose por el Cantón de Molíns y la calle Real hacia la plaza del Marqués de Amboage, regresando por la calle Magdalena al edificio municipal. En el bando, se pedía que los espectadores dejasen libres las aceras de las calles, colocándose en bocacalles y portales, y que los vecinos de estas calles adornasen con colgaduras los balcones y miradores de sus casas. A las siete de la mañana de ese día entró en la ciudad el Ayuntamiento de Valdoviño, acompañado de un conjunto de gaitas y los mozos redimidos del municipio. A las nueve de la mañana llegaron al muelle de Curuxeiras dos vapores transportando a los concejales coruñeses y los diputados provinciales. Recibidos por una comisión municipal, se trasladaron a la iglesia de San Julián para asistir a la función religiosa en memoria del Marqués de Amboage, a la que asistieron las autoridades civiles y militares de la ciudad. A las once horas salió del Ayuntamiento la Corporación Municipal bajo mazas, acompañada de una nutrida representación de entidades y particulares, en lo que constituyó la primera procesión cívica de gratitud al Marqués de Amboage, para colocar una corona de flores naturales en la estatua del benefactor ferrolano.
Procesión cívica
La procesión abría su marcha con los niños del Hospicio, los alumnos de escuelas públicas y privadas, los mozos redimidos por la Fundación, el Centro Obrero con bandera, la Maestranza de Arsenales con su estandarte, comisiones de las Cámaras de Industria y Comercio, representantes de las sociedades recreativas y culturales, alcaldes de barrio, maceros y clarineros del Ayuntamiento, la Junta de la Fundación Amboage, concejales de los Ayuntamientos de Ferrol y A Coruña, el escultor Eugenio Duque, comisiones del Juzgado y Registro de la Propiedad, y Ayuntamientos de Valdoviño, Narón, Neda, As Somozas y Serantes. Seguía la presidencia del cortejo formada por el alcalde de Ferrol, Demetrio Plá, los diputados provinciales, el teniente de Alcalde de A Coruña, Fernández Miranda, y el párroco de San Julián, Luis Pinaque. Cerraba la comitiva los porteros de la Diputación provincial, alguaciles y guardia municipal de Ferrol y A Coruña y, por último, la banda de música de Infantería de Marina. Según la prensa de la época constituyó una impresionante manifestación, con una gran cantidad de público agolpada a lo largo del recorrido y en la propia plaza de Amboage.
Descubrimiento de la estatua
Llegada la comitiva a la plaza de Amboage se descubrió la estatua del marqués para su inauguración. Desde el elegante templete levantado al efecto, el Alcalde de Ferrol, Demetrio Plá, y el Teniente de Alcalde de A Coruña, Fernández Miranda, pronunciaron sendos discursos, elogiando la figura y la filantropía de Ramón Plá, terminando con vivas al marqués y su familia, así como a ambas ciudades. Igualmente pronunciaron unas palabras de agradecimiento los operarios del Arsenal, Martínez Pazos y Felipe Sierra. El acto terminó con la colocación de coronas de flores en el pedestal de la estatua y el regreso de la procesión al Ayuntamiento. Finalmente, el Alcalde remitió un telegrama en testimonio de agradecimiento a la Marquesa viuda de Amboage, invitada oficialmente a los actos de homenaje pero que no llegó a desplazarse desde Madrid.