«Se sabe que los ojos no ven, no miran. Solo dejan entrar luz más o menos focalizada y luego es el cerebro el que reconstruye el mundo percibido, dejándose llevar por lo aprendido para darle nuevos significados. Cuando vemos, no solo estamos viendo, sino que constantemente estamos interpretando todo lo que nos rodea. Y el arte, sea lo que sea, lo sabe perfectamente. Por eso juega con los colores, el peso visual de las formas y su equilibrio para reflejar escenas que en ocasiones son análogas a la realidad y otras representativas de pensamientos, mundos interiores»… o «Sentires», como las que nos muestran durante estos días Tamara Painceira , Tam, en la galería del Concello de San Sadurniño
Allí descubrimos una selección de su trabajo creativo del año pasado. La producción de una época pandémica que vivió, como profesional de la salud, en primera línea. Sin embargo, «Sentires Recortables» no trata de eso, o sí, aunque indirectamente, como una forma en la que Tam, «pensadora crónica y melancólica», nos pone de lleno «en una atmósfera propia de autoconfinamiento emocional» expresada con materiales de su infancia.
Tamara Painceira Villar firma sus obras como Tam. Seudónimo con el que lleva años haciendo fotografía, collage e incluso componiendo espacios expositivos. Esta faceta es más conocida fuera que dentro de San Sadurniño -salvo a través de sus redes sociales-, donde Tam es Tamara, la hija de Luísa y Chano, fundadores de la librería Brétema.
Creció entre el olor del papel, la tinta fresca de los periódicos, el inconfundible olor de los lápices Staedler y las gomas de borrar de Milán, o el aroma casi hipnótico de las barritas de Pritt. Su infancia la vivió en una cornucopia de recursos casi infinitos para cualquier niño con ganas de recortar, pintar… expresarse.
«Sentires recortables» son piezas de pequeño formato, más que un folio A4 y un poco menos que una hoja A3, pobladas de formas minimalistas que, en cierto modo, sirvieron a Tam volver a esa época, o quizás poner la evocación de la memoria al servicio de su estado de ánimo actual.
«Son una serie de retablos de papel, básicamente el material estrella de la colección. Es un paseo por los sentidos: cortar y pegar es un gesto que me remonta a mi infancia, crecí en una librería, y ese ambiente entre papeles, cartulinas, etcétera, me lleva a ese punto. Eso es lo que me hace sentir sin filtros, de la manera más pura. Fruto de esta atmósfera creada con los materiales que me conducen a esa época, surgen estos «sentires», que son los más puros, esos que hablan de donde estoy y de donde vengo, junto con el contexto social, personal y laboral. en el que estoy inmersa» explica la autora
Esos contextos de los que habla Tamara los vive todo el mundo: una pandemia, cierres forzados, separación interpersonal, que al final también acaba siendo una distancia emocional, y también, en su caso, momentos de cambio y situaciones profesionales y familiares que ese momento vital en el que todos miramos atrás y adelante para reflexionar sobre el lugar que ocupamos en el mundo, en el que analizamos qué cosas son importantes y cuáles son accesorias, el momento de ser conscientes de dónde venimos y hacia dónde vamos al compás que nos marca el paso del tiempo.
A todo esto Tam reacciona descartando lo que siente: «la situación en la que nos encontramos me ha dado la oportunidad de crear mi propia atmósfera de autocontrol a nivel emocional. Eso me dio un punto de apoyo para abrirme, canalizarlo y darle forma en este formato. Soy un pensadora crónico y una melancólica desesperada, y esto surge como una serie de pensamientos y sentimientos que te llevan a hacer preguntas que muchas veces no tienen respuesta»
La forma de captar «Sentires» es, como en toda su carrera creativa, utilizando la menor cantidad de recursos posibles. Tam maneja intuitivamente la distribución de los elementos sobre el fondo, consciente de que, a grandes rasgos, el peso visual en la parte superior de la composición transmite inestabilidad e incomodidad, que las diagonales -dependiendo de cómo se utilicen- pueden transmitir optimismo o incertidumbre, que las simetrías pueden ser sinónimo de pensamientos opuestos, y que los elementos agrupados en la parte inferior sean indicadores de descanso, firmeza, paz y tranquilidad.
Y a todo lo anterior hay que añadirle color para entender cómo «Sentires recortables» es un mosaico, una concatenación de estados emocionales, resultado a su vez de la mezcla de pentagrama y espacio creativo en sí. «La parte estética está muy clara, también en mi trabajo fotográfico, que es minimalista. Siempre trato de hacer un nido, un refugio donde creo. En fotografía trabajo mucho el autorretrato y siempre me ciño a un espacio muy concreto, siempre con colores neutros. Y aquí pasa lo mismo, busco la calma a través de colores neutros: tierra, arena, blancos, grises… siempre de esa gama que para mí es la calma. Luego está también el negro, con una fuerza diferente, que también me define por naturaleza»
Todas las obras -que llenan la galería con un montaje milimétrico y muy reflexivo- tienen una conexión con la artista, que muestra su mundo interior con la intención de compartirlo y ser interpretado por todos, en una especie de comunión empática entre los «Sentires».
«Del creador y de los que miran. Tam lo explica así: «Al final el trabajo siempre acaba en el espectador. Emite algo con una sensación y el observador recibe algo completamente diferente. Hay algunos que van con un mensaje muy marcado armando collages y textos que ya pueden guiarte en una dirección, y luego hay otros más abstractos que son más subjetivos para quien los ve. El arte al final es un vehículo que transmite sentimientos, que es lo que busco. Que hace vibrar a los que miran como me hace vibrar a mí, aunque los lleve a otra habitación distinta a la de los sentidos»
El objetivo final de esta colección, fruto de más de un año de trabajo expresivo, es que los visitantes se detengan frente a cada pieza y perciban «algo que los saca de dentro, que les llega» porque, como dice Tam «Lo malo es la indiferencia»
«Sentires recortables» se pueden visitar en la Galería del Concello en horario de mañanas durante el mes de julio.