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Julia Mª Dopico Vale-
La noticia musical de este semana viene de mano de la Sociedad Filarmónica Ferrolana y la OSG, con el concierto dentro de la programación de la entidad que dirigió el jovencísimo Klaus Mäkelä, a la par violonchelista, que en su veintena suma ya los méritos de verse al frete de las principales orquestas internacionales causando siempre gran impacto como ocurrió esta vez en Galicia, ya que tras la función en el Auditorio ferrolano se pudo disfrutar de la misma música en la ciudad herculina teniendo aquí el gusto de asistir.
El programa fue de excepción, como “íncipit”, casi preludio, la descriptiva Obertura, scherzo y finale op.52 de Schumann, compuesta en su año decididamente orquestal, 1841, obra impregnada de romántica inspiración y mil delicadezas avenidas a una profunda sensibilidad musical y poética.
Persuadidos de la calidad con estos compases continuamos con el Concierto para piano Nº 3 en Mi M de Bartók, obra en la que se pronuncia un elaborado y pleno estilo propio y en la que el pianista español nacido en Nerva, Javier Perianes, calificado por “The Telegraph” como “pianista de impecable y refinado gusto, dotado de una extraordinaria calidez sonora” resplandeció con luz propia, sublimando la expresión intelectual y sensorial de la obra a través de una elaboradísima técnica.
En la segunda parte, rutilante, planetaria, profunda y cautivadora sonó la Noche Transfigurada del vienés A. Schoenberg, obra inspirada en el poema de R. Dehmel Dos Hombres: “…la luna rueda por encima de altos robles/ni una nube enturbia ese claror del cielo…”en la que con un lenguaje postromántico, envolvente y arrollador fuimos conducidos por profundidades de sombría aparición y momentos de pasión inusitada con melodías que invitan a una “vida nueva”. El buen hacer de los intérpretes de la OSG aportó el resto para que éste fuese un concierto memorable.
