El chalet de Canido, una obra olvidada de Rodolfo Ucha

En su labor de defensa y puesta en valor del Patrimonio ferrolano, el Foro de Amigos de Ferrol (FAF) y la Asociación en Defensa del Patrimonio de Ferrolterra (PAFERR) recuerdan el estado actual de abandono del Chalet de Canido,una de las obras más importantes del arquitecto Rodolfo Ucha.

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El arquitecto vigués Rodolfo Ucha Piñeiro trabajó en la ciudad de Ferrol, donde fue Arquitecto Municipal desde el año 1909 y ejerció la profesión durante casi setenta años. Entre las numerosas obras que llevó a cabo en esta ciudad destaca un peculiar edificio conocido popularmente como el Chalet de Canido, una obra que se considera dentro del tránsito del Modernismo al Neoeclectiticismo, combinando en su construcción elementos foráneos con otros de carácter regional.

Encargado por un emigrante a la isla de Cuba, Juan Sixto Vázquez, que nunca llegó a habitar el chalet, se levanta en un céntrico y visible emplazamiento de la calle Alegre, en pleno barrio de Canido. Rematada su construcción el año 1921, durante su génesis conoció dos proyectos, uno el inicial y otro el construido, con variaciones que afectaron especialmente al diseño de su elemento distintivo, la torre, a la distribución de plantas y a la solución de la cubierta.

Encuadrable dentro de la consideración genérica de una característica «Casa de Indianos», se trata de un voluminoso edificio de planta cuadrada y tres alturas,dotado de elegantes y llamativas galerías exteriores de amplios acristalamientos, que se apoyan sobre ménsulas de piedra de granito o sobre pies industriales de hierro. Estas galerías, de alguna forma, dan al edificio una nota de horizontalidad que, a juicio de los expertos, equilibra el impulso vertical suministrado por la torre.

El elemento más llamativo de la construcción es precisamente la torre-mirador esquinal, dotada de unas adornadas ventanas y unos remates de pináculos torneados, que preside el paisaje urbano. En su parte alta alberga un espacio habitable a modo de “cenador”, que se remata de una mansarda tronco-piramidal conformando un mirador que hace de visible faro en el lugar más centrado del barrio alto de la ciudad.

Prácticamente se ha perdido el llamativo acceso principal flanqueado por jarrones y motivos ornamentales, mientras que lo que fue un jardín cuidadosamente diseñado, en su día dotado de una densa y variada flora de especies exóticas, se encuentra hoy totalmente descuidado y cubierto de zarzas. También el edificio se encuentra en mal estado, con su pintura perdida, carente de cristales en varias ventanas y cercado de una antiestética muralla.

Esta obra, estudiada en diferentes publicaciones por Bernardo Castelo, José R. Soraluce, Alfredo Vigo y Fernando Bores, no ha merecido la atención de los sucesivos gobiernos municipales que han permitido que llegase a su  mal estado actual. La visible rotura actual de cristales en ventanas de torres y galerías da a entender que el edificio ha sido o está siendo ocupado de manera irregular.

Se trata de una magnífica construcción que, por su amplitud interior, situación central dentro del barrio y buenas condiciones, una vez rehabilitada, hubiese sido el emplazamiento ideal para el Centro Cívico del barrio de Canido, en vez del edificio de alto coste y fea estética recientemente construido para ello en la calle Pérez Parallé, y que después de una inversión de más de 900.000 Euros sigue sin entrar en funcionamiento.

(Fotografías de Luis Taboada y Juan J. Burgoa)