El mando a distancia de Puigdemont- (Juan Cardona Comellas)

Juan Cardona Comellas, (juan@juancardona.es)
Reconozco que el copyright del título de este artículo le corresponde al presidente de Castilla-La Mancha Emiliano García-Page. En una reciente entrevista en un programa de televisión (El Hormiguero de Antena3) el presidente castellanomanchego se despachó a gusto ante las preguntas del presentador Pablo Motos. Además de las consideraciones generales criticando la política de pactos y entregas a partidos independentistas a las que cede asiduamente el “presimiente” a todas sus exigencias con el único objetivo de mantenerse en el poder, el señor García Page empleó en sus respuestas desde figuras literarias; como la antonomasia, al referirse constantemente al expresidente de la Generalidad como “el prófugo”; o al relatar la fábula de la rana y el escorpión. Hizo hincapié del pasaje en el que este último picó de muerte a su confiada porteadora uniendo fatalmente sus destinos; el alacrán se disculpó diciendo: “es mi naturaleza”. En este caso no quedó muy claro quien interpretaba el papel de rana o el del escorpión: el prófugo o el “presimiente”.

Lo que es un hecho demostrado es que el señor Sánchez presentó para su convalidación el Real Decreto-ley 9/2024, (denominado ómnibus por su extensión: 140 páginas con 101 artículos y varias Disposiciones adicionales y transitorias). En este R.D. se recogían medidas sociales sobre pensiones, ayudas al transporte, ayudas a los
damnificados por los efectos destructivos de la última dana en Levante o ayudas a los afectados por del volcán de la isla de La Palma entre otras; también contenía medidas “fiscales” y tributarias o las entregas a cuenta para las comunidades autónomas, e incluía en una Disposición adicional la cesión al PNV de un palacete en París. El señor Sánchez sufrió una clamorosa derrota parlamentaria con los votos en contra de la oposición y la de sus socios de investidura Junts per Catalunya con sus rentables siete votos. No se limitaron a votar en contra, sino que los catalanes tuvieron unas palabras “amables” con el grupo socialista tachándolos de chantajistas, trileros, manipuladores y mentirosos, palabras muy propias de un socio despechado más que de quien le ha dado y mantenido en el poder.

Sánchez hizo uno de sus juegos de prestímano e intentó convertir una severa derrota en una victoria política al imponer a sus más íntimos colaboradores el argumentario de que el PP rompía el escudo social y condenaba a los sectores menos favorecidos y dejaba sin ayudas a los afectados por la dana en Levante o por el volcán en La Palma y
condenando a los 9 millones de pensionistas a devolver en la nomina de febrero el aumento conseguido en enero a la vez que se regresaba a la situación de 2024. Eso sí, el ínclito “presimiente” omitía que la importante derrota parlamentaría se debía igualmente al voto negativo del grupo de Junts per Catalunya. En tropel, sus ministros, ministras y ministres se agarraban a los micrófonos de las televisiones con ese claro mensaje sin que el PP relacionarse con la misma contundencia. El remate: El mensaje nítido de que el decreto ómnibus no se troceaba y se volvería a presentar al Congreso

Como hombre de palabra (aunque tenga frecuentes cambios de opinión) se comprometió Sánchez a negociar buscando votos debajo de las piedras para convalidar el Decreto sin variación alguna; no sé, si al mover la piedra sufrió una picadura que le hizo cambiar de opinión o fue el mando a distancia del señor “prófugo” que cambió de canal hasta que el jefe de programación rebajó las propuestas de 80 a 29. Lo que unas horas antes era una posición de fuerza se convirtió en mera sumisión. De 140 paginas el Real Decreto se quedó en 80, suprimiendo entre otras propuestas de fiscalidad que afectaba directamente a grandes empresas; eso sí en la Disposición adicional segunda mantiene el regalito al PNV del pisito en París.
Lo que hay de ver y oír. Un claro ejemplo de firmeza…